Vázquez compara los atentados de Nueva York con la caída del Imperio Romano

L. POUSA / R. VENTUREIRA A CORUÑA

A CORUÑA

«Los americanos no van a pintarse las manos de blanco como hacemos aquí», augura el alcalde En una de sus letras más barrocas, Lou Reed veía en la decadencia de Nueva York la sombra de la antigua Roma. Francisco Vázquez se subió ayer al carro de las metáforas entre las dos urbes comparando los atentados que el martes asolaron Manhattan con la caída del Imperio Romano. «Hay síntomas y símbolos que se repiten miméticamente», sentenció. El alcalde llegó a asegurar que Roma cayó «igual que puede caer el sistema de democracias occidentales» si no se combate con firmeza el terrorismo internacional.

13 sep 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

En su primera intervención pública tras la oleada de atentados, en declaraciones a Radio Voz, Vázquez no decepcionó a los incondicionales de su contundencia verbal. Se sumó sin rodeos a la definición de Bush de los ataques como un «acto de guerra». El alcalde subrayó que la réplica de Occidente también deberá ser un «acto de guerra» dirigido a «castigar a los culpables materiales y a los gobiernos y países que los protegen», entre los que citó a Irak, Sudán y Afganistán. Auguró Vázquez que «los americanos no van pintarse las manos de blanco y gritar ¡Basta ya! como hacemos aquí». Según el alcalde, la respuesta a los atentados «no se podrá calificar de venganza ni de represalia, sino de acto de justicia». Subrayó su creencia de que el terrorismo «puede acabar con la sociedad actual, e igual que cayó Roma pueden caer las democracias occidentales por dejación, por no aplicar la ley, por dejarse ganar y por la pérdida de valores morales». «Esto se desmorona», resumió en alusión a las consecuencias de los atentados en Estados Unidos. Francisco Vázquez no dudó en señalar que la situación derivará en «un nuevo orden mundial» ya que, en su opinión, las democracias deben plantar cara al crimen organizado «del terrorismo internacional, del narcotráfico y de las mafias». Por este motivo, reclamó la unidad de los estados occidentales para conceder la «extradición mundial y automática» de estos criminales.