¿Vilarrodís?, ¿Vilarrodriz?, ¿Villarodrís?

ALBERTO MAHÍA A CORUÑA

A CORUÑA

Los vecinos de esta zona de Arteixo escriben y dicen de 16 formas distintas el nombre del lugar ¿Quiere ver a la toponimia en la sala de urgencias? Viaje a Vilarrodís. Su auto escuela se llama Villarrodís (con elle y doble erre), su bar es Vilarrodrís (con ele y terminado en dris), su taller es Villarodrís (con elle y terminado en dris) y un indicador en la carretera pone Vilarodís (con ele y una sola erre). Así, hasta 16 formas distintas. ¿Y cuál es el gentilicio del lugar? ¿Vilarrodiano? Pido el comodín de la llamada. Un consejo: no rete a alguien del lugar a una partida al Scrabble. Porque se la va a jugar.

15 dic 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

El periodista busca a un lugareño que se preste a poner de puño y letra en un papel el sitio donde vive. Lo encuentra. Se llama Antonio, hurga en su disco duro, empuña el boli y escribe: «Villarrodriz». ¡Terminado en zeta! Y con la zeta, ya suman 16 formas distintas de leer y escuchar el nombre de un lugar por el que hay que pasar a narices si se quiere ir desde el cruce de Sabón a A Coruña por la carretera nueva. Confundido, como Dinio, el periodista busca un cartel, un bar, una señal, una carta, algo donde se pueda leer el nombre del lugar como Dios manda. Pero no. Aquí, en Vilarrodís, el topónimo es una Liga de 16 equipos. Con una ele, con dos; con una erre, con dos; terminado en dis, en dris, en driz y en drid. El cóctel se agita y el resultado es éste: Vilarodís, Vilarrodís, Vilarrodrís, Vilarodrís, Villarodís, Villarrodís, Villarrodrís, Villarodrís, Vilarodriz, Villarodriz, Vilarrodriz, Villarrodriz, Vilarodrid, Villarodrid, Vilarrodrid y Villarrodrid. El periodista no se rinde. Acude a un bar y pregunta dónde está. «¿Y dónde va a estar? Está usted en Vilarrodrís». El fotógrafo explica el motivo de la pregunta. Y se armó el Belén. Al debate se sumaron todos los clientes. Menos Valladolid, se escuchó de todo. La barra fue testigo de mil patadas a la toponimia gallega. ¡Cómo discutían! El que llevaba la voz cantante despegó de la pared un bando del alcalde. Encima de la firma se podía leer: «Vilarrodís, ARTEIXO». Por fin. Ya apareció la forma correcta. Periodista y fotógrafo se van con la misión cumplida. Pero al salir, una voz los persigue hasta la puerta: «Ni el alcalde lo sabe escribir».