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«No creo que dos manchas sean una obra de arte»

La Voz

A CORUÑA

KOPA

ROSA DOMÍNGUEZ EL CRONÓMETRO Josep María Mejan, pintor Este año celebra sus bodas de oro con la pintura, una relación que inició de niño, con 10 años, y de la que tiene la fortuna de vivir. Experimentó otras artes, pero Josep María Mejan se ha quedado el pincel, con el que rinde un particular homenaje a su tierra natal, Cataluña, interpretando la naturaleza mediterránea en colores que dibujan paisajes.

14 ene 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Vive la y de la pintura. Hace dos años se dio a conocer en directo en Galicia con su primera exposición. Ahora, Mejan repite en la misma sala, la galería Arte-Imagen, que mantendrá abierta la muestra sobre su obra hasta el 10 de febrero. -¿Por qué paisajes? -Es lo que siento. Yo creo que el artista nace, no se hace, y con su obra dialoga con los demás. La pintura evoluciona con la persona y ahora mismo siento la necesidad de exaltar la naturaleza. -La naturaleza catalana. -No, yo diría que son paisajes mediterráneos, un concepto que engloba lo luminoso y un cielo especial. -Sereno. -Quizá sí. Lo que quiero es dar paz y creo que lo consigo. Prefiero sugerir que explicar, por eso prescindo de la anécdota y dejo cierto misterio. -¿Y el campo gallego? -El paisaje gallego me inspira. En la primera exposición incluí algunos cuadros, porque dediqué un verano a pintar al natural para plasmar Galicia. Creo que lo logré porque los catalanes reconocían esta tierra al ver los cuadros. El cielo aquí es más denso, profundo e intimista, menos alegre. -¿Pinta para un público clásico? -Mis cuadros los compra gente joven, parejas de entre 30 y 40 años que compran por primera vez y les gusta tener ese paisaje de tranquilidad en su casa. Es cierto que mi obra se puede interpretar de forma abstracta, pero tiene una lectura clásica. Se puede entender. -Sin abstracciones. -Tengo paisajes irreales, pero pienso que la base de cualquier pintura es el dibujo. Si se llega a la abstracción por evolución, es positiva. Y lo he hecho. Lo que no creo es en la abstracción gratuita, espontánea, en esa de dos garabatos firmados como angustia vital. No creo que dos manchas sean una obra de arte. Me parece una falta de profesionalidad. Hasta los dibujos de un niño lo son. Yo ahora no quiero irme a la abstracción, porque lo que quiero es que me comprendan.