El cierre de la Fábrica de Tabacos priva a la ciudad de 800 puestos de trabajo

Ramón Castro? A CORUÑA?

A CORUÑA

Altadis saca adelante su plan para mejorar la productividad con la clausura de ocho centros en toda España

20 dic 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

La Fábrica de Tabacos ya forma parte de la historia de la ciudad. Ayer, entre las lágrimas de las cigarreras, la factoría coruñesa echó el cierre definitivo, diez días antes de su desaparición oficial.? El emblemático centro de producción, creado en 1804, llega a su final en virtud del plan industrial de Altadis, que clausura ocho fábricas en toda España para concentrar la actividad y mejorar su rendimiento económico. De nada han servido en A Coruña las protestas ciudadanas, las manifestaciones por las calles y los intentos de las instituciones para evitar el cierre. Todo ha sido en vano.?La decisión de la multinacional no sólo supone el fin de la tradición de las cigarreras. Constituye un serio golpe económico para la ciudad y la comarca. La planta de A Palloza, que vio a pasar a generaciones y generaciones de coruñeses, daba empleo directo a más de doscientas personas y generaba además otros 600 puestos de trabajo indirectos, según estudios sindicales.?? Reacciones? El alcalde, Francisco Vázquez, y el comité comarcal de UGT, criticaron ayer con dureza el cierre de la fábrica. Vázquez señaló que es una «decisión arbitraria e injusta», y acusó a Altadis de buscar únicamente la especulación con los terrenos. En este sentido, reiteró que el Ayuntamiento tendrá paciencia y no aceptará la recalificación «mientras no se ofrezcan las alternativas laborales prometidas».? UGT, por su parte, alerta de que «la pérdida de tejido industrial en la comarca, en favor del sector servicios, está provocando un empleo de menor calidad, mayor número de jornadas y salarios más bajos, lo que conlleva un desequilibrio en nuestra economía». El sindicato acusa a la Xunta de no haber sabido defender la fábrica, «frente a la multinacional Altadis y el propio Gobierno central», y alude al aspecto «político y especulativo» para explicar la desaparición de una factoría rentable.