La fortificación de San Amaro era el lugar desde donde se avistaban las expediciones que llegaban a la ciudad
01 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.Aunque los castillos más famosos que configuraban la defensa de A Coruña fueron los de San Antón, Santa Cruz y San Diego, bueno será recordar el de San Amaro, que era, además, el más antiguo, y que, tras ser derruido, dio paso al Club del Mar. Se supone, ante la falta de documentación al respecto, que fue construido entre los siglos XIII y XIV (González Garcés intuía que había sido durante los reinados de Sancho IV o Enrique III). Su estructura principal era un torreón orientado hacia el Este, ubicado en el lado sur de la ensenada de San Amaro, cerca de la cual existió una capilla con tal nombre. El castillo ya existía en julio de 1386, cuando desembarcó el duque de Lancaster, pretendiente al trono español. La guarnición de la ciudad, formada mayormente por mercenarios franceses, al mando de Fernán Pérez de Andrade, abandonó A Coruña al tener noticia de la toma pacífica de Santiago por las fuerzas del duque. Visita de Drake El castillo de San Amaro, con el antiguo faro de Hércules, venía a ser algo así como la avanzadilla, o atalaya, desde la que se avistaban, y defendían, las expediciones que llegaban a la ciudad con propósito atacante, tal y como ocurrió en 1475 con el almirante-pirata portugués Colón; en 1589, con los ingleses Drake y Norris, o en junio de 1599 con una fuerza holandesa, todos los cuales serían rechazados. Durante el reinado de Felipe IV, a mediados del siglo XVII, se había autorizado la realización de reformas que afectaron a varias fortificaciones coruñesas, entre ellas la de San Amaro, llevadas a cabo por Francisco González de Andía como capitán general de la región. Proyectos de defensa El ingeniero militar Francisco de Montaigu y de la Perille, siendo director de fortificaciones de Galicia, realizó, en el primer tercio del siglo XVIII, dos proyectos sobre las defensas de A Coruña. Aparte los castillos de San Antón y San Diego, más la batería de Oza y las murallas, se señalaba que la península de la Torre estaba «atrincherada y defendida por un castillo en la ensenada de San Amaro». En 1764, en su Descripción circunstanciada de la costa de Galicia , José Cornide señala que la bahía de San Amaro estaba protegida por un retrincheramiento para fusilería y un castillo viejo, en el que había tres o cuatro cañones. Pero tres lustros después, según un informe del ingeniero militar Carlos Augusto Girau, el castillo sólo tenía las paredes y se encontraba en muy mal estado de conservación.A mediados del siglo XIX, Vedía y Gossens, en su Historia y descripción de la ciudad de A Coruña , apuntará que las fortificaciones de la ciudad se hallaban en «un estado de total abandono, casi ruinosas» (se refería a Santa Cruz, Oza y las baterías de Adormideras y Praderas).El siglo XX contempla el total deterioro del castillo, que ya sólo sirve como marco de peleas infantiles y refugio de enamorados. Algo más trágico ocurriría en la Guerra Civil, donde las brigadas represoras campaban por la zona llevando el terror y la muerte de los izquierdistas.