PLAZA PÚBLICA | O |
06 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.YO, EN EL ZODIACO, creo bastantes chiscos menos que en las meigas; lo que sí he podido constatar es que quienes coincidimos en un entorno próximo a nuestro día y mes de nacimiento, tenemos una cierta empatía. Sin ir más lejos, ayer y anteayer cumplieron, pocos años, las dos Anitas de la redacción coruñesa de La Voz, los dos apoyos firmes de la colaboración en esta columna: ahora me explico nuestra empatía... Ana, de origen hebreo, que significa gracia, favor, es onomástica principal: nada menos que la abuelita del niño Jesús, cuya muerte fue proclamada por la Iglesia «el más dulce sueño», pues tal reflejaba su rostro yacente. Reinas, princesas y gentes principales así se llamaban. ¿Géminis? En Grecia se llamaba gémino a Jano, por sus dos caras: de ahí que exista alguna reticencia y prevención contra los que nos ha tocado «el signo gemelo». Pero estas Anas -una coruñesa, como mi madre y la otra de Puebla del Caramiñal, como mi padre- lo que sí son es dos rapazas que se dan a querer profesionales a quienes espera un gran porvenir, por todas sus cualidades, entre las cuales la «doble cara» no tiene sitio. Me alegro de compartir con ellas, también, el signo del zodiaco.