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El discurso del general Yagüe

Carlos Fernández A CORUÑA

A CORUÑA

Historias de A Coruña | Polémica en el Ejército El padre del actual teniente general de Capitanía se significó en la Guerra Civil con un manifiesto en el que pedía la liberación de los presos republicanos

04 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Ahora que tenemos entre nosotros, como jefe de la Fuerza Logística Operativa (con sede en el Palacio de Capitanía de A Coruña), al teniente general Juan Yagüe Martínez del Campo, hijo del famoso general que fue ministro de Franco, bueno será recordar lo sucedido con el discurso que aquel pronunció en Burgos en abril de 1938 y que le costó a La Voz, y a algún otro periódico, una severa multa por reproducirlo, no una sino dos veces y a toda página. Discrepancias con Franco Cuando comenzó la Guerra Civil en julio del 36, Juan Yagüe Blanco estaba destinado en Ceuta como teniente coronel. Tras sumarse al alzamiento, salió días después de Sevilla al mando de la columna que marcharía rumbo a Madrid. Por discrepancias con Franco, del que era buen amigo, respecto al desvío de una columna de socorro hacia el alcázar de Toledo (Yagüe quería ir directamente a la capital de España), fue relevado del mando y sustituido por el general Varela. No obstante, poco después recibiría su segunda medalla militar individual y ascendido a coronel por méritos de guerra. A primeros de 1937 fue habilitado como general, interviniendo ese mismo año en la batalla de Brunete y posteriormente en la ofensiva de Aragón con el Cuerpo de Ejército de Marruecos, en la batalla del Ebro y la campaña de Cataluña, finalizando la contienda con el Ejército del Sur. Injusticia Antes, el 19 de abril de 1938, pronunció en Burgos un discurso que tuvo gran repercusión y que le costó la separación del servicio durante varios meses. Tras referirse a la injusticia que era tener en las cárceles de la España nacional a miles de hombres por haber pertenecido a un partido político o sindicato, señaló: «Hay que ser generosos, hay que tener el alma grande y saber perdonar. Para edificar España, para hacer la España que nosotros soñamos, necesitamos de todos los españoles», a lo que añadió: «Cuando el soldado azul, siempre valiente, se encuentra con el soldado rojo, valiente también, le extiende los brazos, y con el abrazo empiezan a comprenderse, acaso adivinan el próximo enemigo común y sienten allí en los frentes, sobre la tierra española sangrante, la necesidad de unificarse». Desterrar el odio Finalizó su discurso con estas palabras: «Yo pido a las autoridades que revisen expedientes y que vayan poniendo en libertad a esos hombres para que devuelvan a sus hogares el bienestar y la tranquilidad, para que podamos empezar a desterrar el odio, para que cuando prediquemos nuestro ideario no veamos entre el público sonrisas de escepticismo y acaso miradas de odio, porque tened en cuenta que en el hogar donde haya un preso sin que haya habido un delito tiene que anidar el odio». Sanción a La Voz La Voz de Galicia, que entonces dirigía el falangista Francisco Bravo (impuesto por el Gobierno de Burgos), que era admirador de Yagüe, reprodujo el discurso entero en el periódico, apuntando que se reproducía del Diario de Burgos . A pesar de ello, el rotativo coruñés fue multado y (si no quieres caldo, dos tazas), lo volvió a reproducir dos días después. Hay que advertir, además, que ya estaba en vigor la Ley de Prensa que, inspirada por Serrano Suñer, establecía penas severas para los periodistas que sembrasen «ideas disolventes y perniciosas». Y decir que había que perdonar al enemigo era considerado delito de lesa patria.