La muerte más democrática

La Voz R. V. / L.L. | A CORUÑA

A CORUÑA

Crónica | Los nombres propios del drama Fallecieron la madre de Juan Flórez, dos hermanas de Federico Tapia y la mujer de Domingo Conde, alcalde provisional. Un acaudalado comerciante perdió a dos hijos en un día

30 oct 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

?a epidemia recorrió todo el arco social. Lo demuestra Áurea Rey, historiadora y presidenta del Circo de Artesanos, que ha investigado este episodio. En los libros de difuntos se topó con los nombres y apellidos de coruñeses ilustres. Por primera vez, revela parte de esa relación de fallecidos. Por Áurea sabemos que el drama tocó de cerca a Juan Flórez, que había sido alcalde hasta julio de ese año: murió su madre, Benita Arias. Fallecieron dos hermanas del futuro regidor Federico Tapia (ejerció el cargo entre 1872 y 1873). Domingo Conde, alcalde durante parte de la epidemia por indisposición del titular, lloró a su mujer Francisca. También enviudaron dos ricos comerciantes (Francisco Galcerán y Bruno Herce) y el arquitecto del teatro Rosalía, Faustino Domínguez, quien además perdió a su padre. El cólera se ensañó con Augusto José de Vila, rico comerciante: sus hijos Sofía y José murieron el mismo día. En un plazo de veinticuatro horas expiraron Ramona Peón, hermana del activista republicano Roque, y su hijo Luis. El banquero Pedro Pastor enterró a su hija Joaquina. Bernardina Ferreira falleció dos días después de que lo hiciese su marido, el joyero Ramírez Arellano. La epidemia mató a Ana Segade, viuda del acaudalado comerciante Manuel Noriega e íntima de Juana de Vega. Cuenta Miguel González Garcés que en un mismo día murieron veinte ocupantes de la corbeta Nemesia . Héroes Los médicos Antonio Gián, Rosendo Fontenla, Joaquín Varela y Emilio Coumes-Gay atendieron a los infectados, se contagiaron y fallecieron. También enfermó Juan Montero y Telinge, alcalde desde el 12 de octubre de 1854, pero se recuperó y, todavía convaleciente, volvió a ejercer a principios de noviembre. Los biógrafos de Juana de Vega confieren a ésta un halo místico porque no se contagió pese a los cercanos cuidados que otorgó a las víctimas: «Tenía anticuerpos. Había estado enferma de cólera antes», aclara Áurea. No obstante, la viuda de Espoz y Mina consolidó durante la epidemia su figura como benefactora de la ciudad. La reina Isabel II y la infanta María Luisa Fernanda (de quienes había sido aya) le mandaron 15.000 y 4.000 reales, respectivamente. El general Narváez, 1.852. En total, consiguió que le enviaran 31.652 reales, una suma espectacular (el Ramo de la Guerra había comprado ese año por 32.000 a la Junta Municipal de Beneficencia el Hospital del Buen Suceso). Además, Juana de Vega abrió, con mil reales aportados de su bolsillo, una suscripción local que obtuvo gran recaudación. En agradecimiento a su labor, el Gobierno la nombró Duquesa de la Caridad, honor al que renunció: «Lo apreciable para mí, tratándose de títulos, es el apellido de mi esposo», replicó modesta. Generosa fue la actitud de los farmacéuticos Manuel Villar, Diego Moreno, Vicente Mauveso y Laureano Couceiro, quienes suministraron medicinas a los pobres.