
Reportaje | La Calle Real se queda sin uno de sus negocios más antiguos Los dueños de la tradicional juguetería se despidieron ayer de sus clientes. En el solar, de 180 metros cuadrados, construirán una tienda de ropa
05 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.De lo que queda en el local, Ramón Freijido dice que sólo va a conservar algún juguete antiguo y el Baltasar de cartón piedra al que miles de niños entregaron sus cartas dirigidas a los Reyes Magos. El resto del Bazar Freijido (calle Real, 4), incluidos los recuerdos, será sustituido por una moderna tienda de ropa y complementos. Está previsto, según explicó el propietario, demoler todo el edificio, excepto la fachada, y construir las plantas de nuevo. «No, no me da pena. De momento estoy encantado, porque significa que a partir de ahora podré vivir un poco y dejaré de andar al galope», asegura. Y es que desde que se hizo cargo del negocio familiar, en 1967, sólo tuvo -hace memoria- «42 días en total de vacaciones». Su padre, Javier Freijido, abrió la tienda en 1923 y, desde entonces, hubo muy pocas remodelaciones en el establecimiento: las estanterías, el escaparate, el rótulo pintado en el cristal... todo continúa como hace 82 años. Eso sí, hubo alguna mano de pintura y algún retoque superficial, pero siempre respetando la esencia del bazar. Máquina registradora Incluso, según explica Ramón Freijido, la máquina registradora, que ayer funcionó por última vez, es la misma de siempre: «En ella se hicieron cuentas con reales, con las pesetas de la dictadura de Primo de Rivera, con las de la República y las del rostro de Franco, las del Rey y, ahora, había vuelto a los céntimos con el euro. Es que siempre se vuelve a lo mismo», afirma. Para Ramón y su mujer Amalia ayer fue un día de mucho trabajo, más de lo habitual, porque los clientes se acercaron a despedirse y a comprar las últimas delicatessen del maquetismo: «Es que siempre tuvimos artículos muy especiales, de Ucrania, rusos, italianos o turcos... traídos especialmente para nosotros. Aquí encontraban un material que no podían adquirir en cualquier otra tienda», asegura el propietario del establecimiento. También eran especialistas en puzzles y tenían, como explica Amalia, «hasta 365 referencias diferentes». Para el matrimonio comienza ahora una nueva etapa, «en la que podremos disfrutar de la ciudad». Lo primero que hará Ramón con sus mañanas libres será «visitar el Planetario, porque después de tantos años nunca he podido». Después tiene reservado un viaje a Venecia y a Creta. ¿Y en agosto? «Ya se verá. Lo que tengo claro es que quiero ver el verano y las Navidades desde fuera, desde el otro lado del mostrador».