
En dos minutos | José Ángel Álvarez Jorge Accidentes y procesos degenerativos son las grandes amenazas para la extremidad
30 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.El doctor Álvarez Jorge es cirujano plástico del Canalejo y experto en reparar manos. -¿Qué les pasa a las manos? -De todo. El 3% de las urgencias son por traumas en las manos. Es el órgano más afectado por los accidentes laborales y, además, la de mayor grado de afectación por las incapacidades y limitaciones funcionales. Además, desde el punto de vista de la cirugía tratamos otros aspectos, como los procesos degenerativos. -¿Por ejemplo? -La artritis reumatoide, que es muy frecuente en Galicia y sobre todo entre las mujeres. De cada diez pacientes, ocho son mujeres. Afecta a gente joven, incluso a niños, y provoca graves incapacidades. -¿Y cómo se trata? -Se actúa, en casos evolucionados, por medio de implantes de silicona, articulares y prótesis. -¿Efectiva? -En principio no vamos a curar, vamos a intentar ponerle trabas para que la enfermedad sea más lenta y la degeneración se retarde. El gran problema es lograr que el paciente nos llegue en fases precoces para primero hacer un tratamiento preventivo que enlentezca la evolución. -¿Y cuándo no es así? -En los estadíos siguientes hay que plantearse otras soluciones: implantes articulares para la recuperación de la deformidad y la disfunción. -¿La solución pasa siempre por la cirugía? -En la prevención se pasa por el quirófano para retirar la membrana sinovial, porque al extirpar ese tejido detenemos la evolución. Después, en estadíos más avanzados, hacemos una cirugía de reemplazo: se quita la articulación y se pone el implante de silicona, además de reconstruir los tendones. Pero no todos los pacientes acaban con implantes. -¿El resultado convence? -Ese es un apartado que analizamos. Desde el punto de vista clínico, los médicos nos encontramos a veces con que lo que a nosotros nos parece importante, que la mano sea útil, no siempre es lo que más le preocupa al paciente. Te llevas sorpresas, porque la mano es un órgano de relación que, si no nos gusta, escondemos. De entrada, no valorábamos el aspecto estético. Nos tiene que hacer meditar.