La calle Ramón y Cajal multiplica el interés para los aficionados a los churros con sabor local La zona de Cuatro Caminos cuenta también con la oferta del Torre Esmeralda
24 feb 2006 . Actualizado a las 06:00 h.La producción más clásica del chocolate con churros en la ciudad está en proceso de agrupamiento geográfico. El martes de carnaval cierra el local que Bonilla a la Vista tiene desde hace 14 años en el centro comercial Cuatro Caminos, y se traslada a la calle Ramón y Cajal. «La renta era alta y ahora nos vamos a poner a ras de calle», explica César Bonilla, que inaugurará el nuevo establecimiento, situado frente a El Timón, el lunes. «Rivalidad, no; somos amigos», explica de la proximidad con otro de los negocios tradicionales en la elaboración de churros. Si en el centro comercial la apertura era de ocho y media de la mañana a diez de la noche, en el nuevo local se atenderá de siete a una de la tarde y de cinco a diez de la noche. El Timón es un referente en ese campo en la ciudad. Lleva 30 años sirviendo churros a los coruñeses en su local, regentado por los hermanos María Josefa y Aurelio Esmorís Sánchez, que heredaron el negocio de sus padres, que en un primer momento los servían desde una caseta en A Palloza. «Todo aquí es artesanal, la masa se hace a mano. Abrimos a las seis y media de la mañana y la dejamos hecha del día anterior», explican desde El Timón, que aseguran no temer a la competencia. «Como gallegos contestamos que no somos ni mejores ni peores, somos diferentes», explica René Cotrofe, marido de Josefa Esmorís. El horario de El Timón es de seis y media de la madrugada a dos, y de cinco de la tarde a diez y media de la noche. El triángulo de los churros lo forma otro negocio que lleva más de treinta años en la ciudad: el Torre Esmeralda, situado en la cuesta de A Palloza. Su propietario, José Taboada, explica que llevan 32 años sirviendo los churros más madrugadores. Se pueden adquirir de cinco de la madrugada a doce de la noche.