Historias de A Coruña | La capilla fue inaugurada en septiembre de 1956 La Orden de los Capuchinos estuvo a punto de paralizar las obras de construcción por considerar «demasiado atrevido» el proyecto del arquitecto Iglesias Atocha.
14 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.Obra del arquitecto Iglesias Atocha, la iglesia de los Capuchinos fue calificada en su inauguración, el 14 de septiembre de 1956, como «una construcción moderna que armoniza lo espiritual y lo práctico». Los padres Capuchinos se instalaron en la ciudad en 1926, en una modesta buhardilla de la calle de Caballeros. Posteriormente, construyeron un templo en un solar de la calle Juan Flórez, entonces llamada Camino Nuevo, que fue incendiado en la época republicana por una multitud exaltada. Después de la Guerra Civil ocuparon un local provisionalmente hasta que se levantó la actual iglesia, cerca de la vieja. Destaca en su fachada un gran ventanal, en medio del cual se alza una imagen de San José, obra del destacado escultor holandés Jan Joose, rematada por una cruz de hierro. La escultura ha adquirido hoy un gran valor, no sólo artístico sino monetario. El interior de la iglesia es una sucesión de pórticos, con ventanales a los lados en las partes altas y una cúpula de doce ventanales que dan al templo una gran claridad. La embocadura del altar es una repetición de la fachada y en el fondo se destaca la imagen de San José sobre una simple peana. La altura de la nave en el crucero es de 20 metros y la de la bóveda de 14. La longitud de la nave tiene cerca de 50 metros por 11 de ancho. El arquitecto Iglesias Atocha manifestó a La Voz que los pórticos querían tener «una significación trascendente de elevación a lo divino, aunque partiendo de lo humano». «He pensado -añadió- hacer una iglesia moderna, de tipo funcional, que una lo estético y lo espiritual a lo práctico». El templo tiene, asimismo, una gran cabida de fieles, pues, contando con la sacristía, coro y otras estancias, llega a los mil metros cuadrados de superficie. Fermín de Mieza La Voz también entrevistó al padre capuchino Fermín de Mieza, destacado poeta salmantino, quien manifestó que la arquitectura religiosa debía ser «teológica y simple, porque en último término tiene que elevarse a Dios, que es eminentemente sencillo». Añadía su identificación con el proyecto de Iglesias Atocha, aunque reconoció que las obras estuvieron a punto de paralizarse, pues los superiores de la Orden Capuchina consideraban la iglesia como «demasiado atrevida». La inauguración y bendición del templo fue presidida, el 14 de septiembre, por el cardenal arzobispo de Santiago Fernando Quiroga Palacios. Actuaron de padrinos el gobernador civil, Cristóbal Graciá Martínez y Flora Rey Allo, viuda de Sambad. Asistieron, asimismo, otras autoridades, como el gobernador militar, Pérez Salas, y el presidente de la Audiencia Territorial, Martín Rodríguez. Tras la bendición tanto interior como exterior del templo, se trasladó el Santísimo, bajo palio, desde la antigua iglesia hasta la nueva, recorriendo en procesión las calles de Ramón de la Sagra, Linares Rivas, Marcial del Adalid y Federico Tapia. Al regreso, el cardenal dio la bendición con el Santísimo, que fue entronizado en el altar mayor, celebrándose una función eucarística con sermón a cargo del padre Javier, de Valladolid.