Alrededor de las tres de la tarde de ayer se declaró un incendio en la cafetería Abuín, en el bajo del número 8 de la calle Federico Tapia, que acabó calcinando la cocina del establecimiento y causó alarma en el vecindario. En el momento en que comenzaron las llamas, el restaurante se encontraba totalmente lleno de clientes comiendo, que abandonaron el local por el humo que se levantó, pero sin apuros. Precisamente la densa humareda provocó cierta confusión en un principio, ya que algunos residentes en el entorno llegaron a creer que había un segundo fuego en un piso al otro lado de la manzana, en la calle Emilia Pardo Bazán. De hecho, los bomberos acudieron al lugar tras recibir sendos avisos: «Nos dijeron que salía humo de un cuarto o un quinto piso, pero comprobamos que procedía del restaurante», explicó un mando de los bomberos a las puertas del establecimiento. Antonio Abuín, responsable del negocio, explicó momentos después de sofocado el fuego que éste se inició cuando su mujer, Mari, se encontraba preparando los platos del almuerzo y ella misma intentó apagarlo inicialmente con un trapo. Sin embargo, las llamas se propagaron rápidamente y «no fue posible: lo primero que hice fue apagar el gas y después vacié dos extintores, pero no había manera de controlarlas», indicó el propietario. Los bomberos trasladaron dos camiones al lugar y la Policía Local reguló el tráfico, ya que fue necesario cortar la calle a la circulación mientras los técnicos municipales realizaban las operaciones de extinción. Sin heridos Además, Protección Civil también desplazó una ambulancia a la zona, por si fuera necesario atender a alguna persona, aunque finalmente no se produjo ningún lesionado, ni tampoco intoxicaciones por humo. El propio Abuín comentaba la suerte de que no hubiese sufrido quemaduras no sólo su esposa, sino el personal de cocina que estuvo más expuesto al fuego. «Aunque por dentro estoy quemado -dijo-, menos mal que nadie ha salido herido». En apenas una hora, el incendio quedó totalmente sofocado y el hostelero pudo comprobar los daños sufridos en la cocina industrial. Las altas temperaturas que llegaron a registrarse en el foco provocaron no sólo daños en el mobiliario, sino que «saltaron hasta los azulejos», describió gráficamente el hostelero. Muy preocupado por las reservas que tenía ya concertadas para ayer noche, todo el día de hoy y el fin de semana, Abuín trataba en la tarde de ayer de buscar una solución de emergencia para poder atender a la amplia clientela del restaurante, uno de los locales de referencia del centro de la ciudad por la calidad de su comida casera.