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Una conservera de algas a más de 20 kilómetros del mar

A CORUÑA

09 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Santa María de Vigo es una zona de interior entre los concellos de Cambre y Carral. No es una zona precisamente industrial, pero a pocos metros de la carretera principal se levantan dos pequeñas naves, casi inapreciables en un entorno en donde el verde es el color que predomina.

Desde hace ocho años, Portomuiños se dedica a la recogida, venta y conserva de algas. Es una empresa que vive del mar y se encuentra a más de veinte kilómetros de la primera playa. Las razones las explica su propietario, Antonio Muiños. «A nos gustaríanos estar máis preto, pero non puidemos facelo, foi unha solución que adoptamos agudizando o inxenio para salvar unha empresa». Cuando empezaron con el negocio se dedicaban a la conserva de setas, un producto con poco mercado, si no es en fresco. La conservera estaba prácticamente sin actividad. Buscaron soluciones y las encontraron en los llamados vegetales del mar.

Experimentan con más veinte especies diferentes de este producto y lo presentaron en sociedad. Ahora, entre sus clientes se encuentran la élite de los cocineros españoles. Martín Berasategui, Ferrán Adriá, Arzak o Pedro Subijana utilizan algas tratadas en Santa María de Vigo. «Son unhas persoas moi sinxelas que todo o interesante que ven o comentan entre eles e encaixamos bastante ben con eles nestas paixón que temos pola cociña e polos produtos galegos». Cada tipo de alga que comercializan tiene un mercado. Algunas las mandan en salmuera, otras en congelado e incluso frescas.

Las algas son un producto desconocido para el gran público, pero de gran futuro. Tienen veinte veces más calcio que la leche y diez más que las lentejas. En países como Japón su consumo es generalizado. En Galicia se conocen poco. «Nos presentaremos unha proposta en el Forum de Santiago de realizar un caldo galego a base de algas. Cando o probamos aquí quedamos sorprendidos do sabor e do color que tiña», explica Muiños.

Entre dos ayuntamientos

Esta empresa no se encuentra solo alejada del medio natural del que subsiste, sino que está además en el límite entre dos ayuntamientos. «Imos o baño e estamos en Cambre e cando traballamos nas oficinas estamos en Carral», describe Muiños. Y fiscalmente también es así. Pagan impuestos a los ayuntamientos a los que pertenecen. La nave donde almacenan el producto es cambresa. Donde procesan las algas y elaboran todas las conservas se encuentra en Carral, y por ello tributan.

En Cambre han presentado recientemente otro proyecto que esperan poder llevar adelante en los próximos meses. Se trata de una Aula Permanente de Cocina. Ya cuentan con un local de unos 200 metros cuadrados en A Barcala. La idea es enseñar las artes culinarias a niños y jóvenes. No se utilizarán solo algas, sino productos de la comarca. «A nosa idea é que nestas actividades participen cociñeiros de nivel de todo o estado», explica Muiños. El proyecto se encuentra ya en las oficinas municipales del ayuntamiento de Cambre, pendiente de la concesión de licencia.