«O mar sempre busca o seu lugar, tanto dá o que lle poñas», reflexionaba Ramón Pena mientras observaba los destrozos que el temporal dejó en la balaustrada de la playa de Riazor. «Estas cousas sempre pasan e sempre pasarán, non se lle pode poñer portas ao mar», decía. A su lado, Mariano Trigo explicaba que se debería sustituir «dunha vez» el material empleado por otro más consistente: «Se fose de metal, como é en outros paseos marítimos do norte de España, xa podía vir a ola que fora que non tirarían con ela». Un paseante no dejaba de decir irónicamente: «Este paseo lo hicieron ingenieros de Madrid pensando en que esto era el río Manzanares».
«Agora non queda máis remedio que amañalo, así haberá traballo para los obreiros», decía Pilar Busca, al lado de la zona embarrada. «Si, si, pero a conta dos cartos da nosa pensión», añadía su compañera. A su lado, Manuel Fuentes proponía hacer un puente desde As Lagoas hasta las Esclavas: «Ese proxecto nunca se fixo e podía ser unha solución».
Paso cortado
Ocupado todo el paseo en la zona de avenida Buenos Aires, el carril del tranvía se convirtió en la acera improvisada durante toda la mañana, toda llena de curiosos. En los locales, el temporal no dejó consecuencias, solo en el párking subterráneo cayó agua y arena. «Nada importante, lo mismo que cualquier día de lluvia fuerte», aseguraba su gerente.
Poco después de las doce del mediodía, el alcalde, Javier Losada, así como el concejal de Infraestructuras, Esteban Lareo; el de Tráfico, Florencio Cardador, y la de Medio Ambiente, Nieves Vázquez, visitaban la zona afectada. El primero valoró la rápida actuación de los servicios de bomberos, Policía Local y Protección Civil.