El monóxido de carbono es un gas inodoro, incoloro, inflamable y altamente tóxico. Si se respira, aunque sea en moderadas cantidades, puede causar la muerte por envenenamiento en pocos minutos. Este se debe a que sustituye al oxígeno en la sangre. La única forma de sobrevivir es aplicándoles oxígeno puro a las personas que hayan inhalado este gas.
El monóxido de carbono se produce cuando se queman o se queman mal materiales combustibles como gas, gasolina, queroseno, carbón, petróleo, tabaco o madera. Más peligroso es cuando su concentración se produce en recintos cerrados.