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«Canijo» y su dueño se van

A CORUÑA

Un vagabundo sostiene que le han secuestrado a su perro, que según la Policía Local mordió a dos personas

23 may 2008 . Actualizado a las 11:52 h.

«José Miguel Rodríguez López y mi colega Canijo denunciamos el secuestro de mi colega Canijo de 14 días y el abusibo (sic) rescate de 150 euros ...». Así empiezan las tres hojas de una libreta de cuadros que en la mañana de ayer escribió este vagabundo en uno de sus lugares habituales, la esquina de Juana de Vega. «Esto podría salir en el periódico el lunes, porque en cuanto tenga a mi colega me marcho de la ciudad; tengo miedo que le pase algo, no por la gente, que se está portando muy bien con nosotros», decía este hombre nacido en Lérida el 3 de mayo de 1960, criado en Cádiz y que a los 14 años se marchó de casa. Desde hace dos meses duerme, con su perro, en la plaza de Lugo. Pontevedra es su destino y fue allí donde le dieron este can, Canijo, un labrador cruzado con pastor belga, negro, nacido el 9 de septiembre de 2003, según su actualizada cartilla de identificación.

Desde la Policía Local le indicaban en la mañana de ayer que tenía que hablar con los responsables de la perrera, mientras un hombre detenía su vehículo y, tras preguntarle «¿cómo va lo del perro?», le daba varias decenas de euros en unos billetes envueltos.

Mordisco en los genitales

Agentes de la Policía Local llamaron a la perrera el 19 de abril para que recogieran a este perro, que acaba de morder a una persona en los testículos, según la declaración que José Miguel Rodríguez prestó en la comisaría de la Policía Nacional el mismo día 19 por la noche y en la que afirmó que el animal nunca mordió a nadie.

La gerente de la perrera, Rosi Guerra, decía ayer que el 22 de abril el dueño fue a recoger a Canijo, «llamamos a la Policía y nos dijeron que como no había denuncia se lo podíamos dar; se lo llevó sin pagar ni recogida, ni estancia, ni nada».

El pasado día 10, a las 11.50 horas, el vagabundo estaba durmiendo en la plaza de Lugo cuando, según recuerda, un hombre se le acercó «con malas intenciones» y su perro le mordió en un codo, pero no le hizo sangre». Esta vez tampoco hubo denuncia y el can acabó en la perrera. «El perro es un pedazo de pan», dice Rosi Guerra, pero «tenemos que tenerlo aquí por precaución, porque ha mordido a dos personas y puede hacerlo con cualquiera; lo verá el veterinario y el lunes se lo podrá llevar». Entonces, Canijo y su dueño se irán caminando, dice, a otro lugar.