El aparcamiento subterráneo de mayor capacidad de la ciudad, el recién estrenado en el Papagayo, tiene plazas en rotación, pero en los últimos días sus propietarios han optado por intentar conseguir nuevos ingresos mediante el alquiler de sus plazas.
Para ello, los responsables de la nueva infraestructura empapelan desde el pasado mes de julio y todos los cristales de los coches estacionados desde el propio entorno del Papagayo hasta la plaza de Lugo con unas tarifas que, según algunos de los potenciales usuarios, «son excesivas para los residentes más próximos».
Variables
Las tarifas, siempre de alquiler, oscilan entre los 120 euros del abono completo hasta los 55 de aquellas personas que solo deseen estacionar su automóvil entre las nueve de la noche y las nueve de la mañana.
«Por mucho que pongan que son cuatro euros al día, son veinte mil pesetas al mes y aquí, en la parte de abajo de la calle de la Torre, no hay muchos que ganemos ese dinero, porque este barrio siempre fue de obreros y ahora, además, somos gente mayor que en muchos casos estamos jubilados», protestaba un vecino de la calle del Tren.