Una nueva voz se levanta con fuerza en contra del botellón. Es la del grupo Gasthof, propietario de la cafetería Atalaya de los jardines de Méndez Núñez, local que lleva padeciendo desde hace más de cuatro años los efectos de las juergas nocturnas de los fines de semana. La empresa de hostelería lamenta no haber obtenido respuesta a ninguna de las ocho denuncias enviadas al Ayuntamiento desde el 2004, e insta a las autoridades a que tomen medidas para solucionar «una situación insostenible».
«Llevamos demasiado tiempo sufriendo robos, destrozos o intentos de agresión a los empleados. Y ya va siendo hora de ponerle freno», explicaron desde el grupo Gasthof. La misma fuente también criticó la permisividad municipal en torno a las concentraciones juveniles en las proximidades de la Atalaya. «Es demencial, porque hay bastantes menores. Un conocido que paseó por allí recientemente no podía dar crédito a lo que veía. Es que se ha convertido en una especie de territorio Bronx. Y a nosotros, claro, nos hace perder clientela, porque nadie se atreve a pasar», afirmó.
El remedio, en su opinión, es sencillo. «Se debería prohibir el botellón en los jardines, tal y como se ha hecho en otras zonas. Porque el objetivo de los jóvenes es emborracharse, y el día de mañana será aún peor. Permitir este absurdo en un lugar emblemático de la ciudad es incomprensible», manifestó. En caso de que esto no ocurriera, «por lo menos que se haga donde no haya transeúntes o viviendas, y bajo vigilancia policial».
Ocho denuncias
A pesar de los recientes sucesos padecidos por la cafetería, el grupo Gasthof ya no se plantea enviar más escritos al Ayuntamiento. «Desde el 18 de agosto del 2004 les mandamos cartas para informar sobre los actos vandálicos que nos afectaban. Dado que no recibimos ni una sola respuesta, ya no tiene sentido seguir haciéndolo», sostienen desde la empresa.
El último de los incidentes ocurrió el día 16 de agosto. Esa noche, un desconocido fracturó el cristal de la puerta principal y sustrajo un total de 106 euros y cinco botellas de bebidas alcohólicas, además de ocasionar numerosos destrozos en el mobiliario del local. El hombre responsable fue grabado por unas cámaras de seguridad y fue detenido.
Poco antes, en la noche del 31 de julio, una mujer «de unos 35 años» trató de entrar en la Atalaya cuando el negocio ya estaba cerrado. Después de que los empleados se lo impidieran, se acercaron hasta la cafetería «dos individuos que estaban en el botellón, recriminaron la negativa a no dejar pasar a la chica y empezaron a amenazar e insultar».
El grupo avisó por primera vez de su preocupación el 20 de septiembre del 2004. «En Méndez Núñez se está creando una sensación de inseguridad y un deterioro de imagen», decía un comunicado de la empresa. Casi cuatro años después, el problema continúa muy vigente.