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Un trasatlántico con historia

Carlos Fernández

A CORUÑA

El «Magallanes» se encontraba en A Coruña en agosto de 1936 y durante años transportó a numerosos emigrantes gallegos

09 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Gemelo del Marqués de Comillas y del Juan Sebastián Elcano, de la Compañía Trasatlántica, fue el Magallanes un buque con mucha historia, a pesar de sus treinta años de vida. Había sido botado en el astillero de Matagorda (Cádiz) el primero de mayo de 1927. Tenía una eslora de 145 metros, con 17,5 de manga y 13.000 toneladas de desplazamiento. Su aparato propulsor consistía en dos grupos de turbinas Parsons, alimentadas por cinco calderas de tiro forzado, que le dieron en pruebas una velocidad de 16,33 nudos.

La estampa de este buque era de línea clásica, con proa recta y popa de espejo, con dos palos y dos chimeneas. Tenía tres cubiertas (paseo, botes y shelter) y el pasaje estaba distribuido en 139 de primera clase, 53 de segunda y 758 destinados a emigrantes que iban en literas ubicadas en sollados y entrepuentes. En el salón principal llevaba una estatua en bronce del navegante portugués que le daba nombre, respaldada por un repostero decorado con el doble planisferio. Tenía una estación radiotelegráfica Marconi, radiogoniómetro y aparatos Gardens para señales submarinas.

En principio, el Magallanes fue destinado a cubrir la línea Barcelona-La Habana-Nueva York y más tarde Barcelona-Venezuela-Colombia, retornando en 1933 a la primera.

Cuando se produce el alzamiento de julio de 1936 contra la República, el Magallanes se hallaba fondeado en la bahía coruñesa. Había llegado el 16 de julio procedente de Barcelona. Viajaba en él Rafael Abella, futuro historiador catalán y director de relaciones públicas de la Editorial Planeta.

La Voz del día 17 de julio daba cuenta de la llegada del buque y del desembarco de dos pasajeros. Eran Abella y su madre que venían a ver al cabeza de familia que desde hacía meses estaba actuando como delegado de la Trasatlántica en A Coruña. Se alojaron en el Palace Hotel (frente al Obelisco) y a los pocos días estalló la guerra. Rafael contó sus vivencias en la capital herculina en un interesante testimonio que publicó La Voz en un serial (luego convertido en libro) sobre el alzamiento en Galicia.

Dada la confusión de los primeros días en el puerto coruñés, el Magallanes consiguió zarpar el 22 de julio rumbo a La Habana, México y Nueva York, tras haber embarcado un pequeño grupo de emigrantes.

Armas para la República

El buque no volvió a España hasta mediados del mes de septiembre de 1936, transportando material de guerra para la República, entre ellos 17.000 fusiles. Al Magallanes lo estaban esperando, para protegerlo, en Cabo San Vicente el crucero Miguel de Cervantes y varios destructores. Ya en 1937 hizo dos viajes a Odessa, en la desaparecida URSS, con el fin de cargar armas para la República.

En el segundo de ellos, emprendido en el mes de junio, abordó primeramente a un destructor y en los Dardanelos, el día 25, al mercante italiano Capo Pino. Por las reclamaciones de los armadores de éste, el Magallanes fue embargado y quedó retenido en Turquía hasta diciembre de 1939, en que retornó a España, al mando del capitán de fragata Francisco Núñez Rodríguez, luego capitán general del Departamento Marítimo de Ferrol.

El buque fue amarrado en Bilbao en el año 1953, a la espera de efectuar en el mismo diversas reformas, entre ellas la sustitución de las turbinas por motores diésel. Sin embargo, éstas mejoras no llegaron a realizarse y el trasatlántico fue vendido a la empresa Desguaces y Salvamentos del Nervión, siendo desmantelado en 1957 en el puerto de Santurce.