La directora de Presto Vivace fue elegida vicepresidenta de la nueva red española que agrupa las escuelas de interpretación
20 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Sostenía Nietzsche que nada se puede hacer sin pasión, y tal vez por ello Cristina Goás se resiste a frenar, como le aconsejan algunos de sus allegados, esa pasión con la que afronta todas y cada una de sus tareas. Lo primero que sorprende de esta madre de tres hijos es la nueva imagen, bastante distinta de la que tenía durante los ocho años que fue concejala del Partido Popular en la corporación coruñesa. Es una etapa cerrada, un tiempo durante el que, según recuerda, «he aprendido mucho», y además le ha permitido acercase «al conocimiento de la gente a través de sus sentimientos».
Esta coruñesa nacida en Oviedo piensa que a la gente «se llega más por el corazón» que con grandiosos discursos, «pero sigo creyendo que se pueden hacer muchas cosas», y apunta que es necesario ir mas allá del bache sin arreglar o la farola que está fundida.
De todos modos, salvo las pequeñas y divertidas confidencias con las que endulza la conversación alrededor de un café, se nota que no le gusta dar a conocer, públicamente, historias de ese pasado político; una experiencia de la que, de todos modos, no logra ocultar totalmente algunos momentos no del todo fáciles, llevados con una sonrisa y resueltos, al menos en la cabeza, con algunos paseos cerca de un mar que es su gran pasión.
Una prueba de ello es que su compositor favorito es Claude Debussy, «precursor de la música moderna, de la actual», y sobre todo su obra La mer , «que está compuesta por tres movimientos: Del alba al mediodía en el mar , Juego de olas y Diálogo entre el viento y el mar », explica, mientras recuerda que es la obra que mejor se acomoda a la ciudad.
Y es que esos ocho años de vida política han estado engarzados en otro proyecto más profundo, o al menos en un plano distinto, como es la escuela de música Presto Vivace. Este centro, junto con otros de Madrid, Barcelona y Vigo, acaba de constituir la Red Española de Escuelas de Música Moderna, y han elegido a Cristina Goás como la vicepresidenta de la nueva entidad. De este colectivo destaca, entre otros, la presencia del baterista Salvador Niebla, «que ha puesto en marcha una escuela virtual a través de Internet», explica Goás.
«Estoy con la misma ilusión que hace quince años», apunta, mientras va desgranando algunas de las actividades que llevan a cabo en la escuela de música, un espacio de 600 metros cuadrados con 15 salas, y un par de salones para las distintas enseñanzas.
Cristina Goás quiere desmontar el mito de que en su escuela solo se enseña música clásica, «porque estamos en la vanguardia de lo último en música moderna, entre otras cosas, porque es algo que forma parte de nuestras vidas». Sobre la docencia, destaca el deber de «tener rigor a la hora de enseñar a leer la música».
Relax, diversión y rigor son los tres elementos que menciona en la enseñanza a unos alumnos, que van desde pequeños escolares, que la saludan cuando pasan ante su oficina, hasta jubilados.
Destaca, asimismo, la presencia de jóvenes, «que vienen a ensayar a unas horas increíbles», y a los que, en caso de necesidad, «les prestamos algunos instrumentos para un concierto, porque son muy cuidadosos».
Goás sostiene que, en estos quince años, la Orquesta Sinfónica «ha sido el motor de una explosión de la música moderna», e indica que esta actividad logra en ocasiones una mayor disciplina en los jóvenes.
Para esta licenciada en Pedagogía, y con toda la carrera de piano hecha, una de las cosas más agradables de la música «es que nunca terminas de aprender, no tiene caducidad, es eso de que los viejos roqueros nunca mueren». Insiste en la gran afición musical que hay en una ciudad que, según dice, «tiene ritmo, se mueve».