Los corralones de Monte Alto ya son historia. Aunque con un año de retraso, hace un mes que comenzaron las obras para derribar los ranchitos de Ramón del Cueto. La empresa Navila-Namontes hace tres años que inició las negociaciones con los residentes para hacerse con los edificios que ocupan la manzana. La constructora, que ya es dueña de los edificios número 7,11,13,15,17 y 19, está pendiente de negociar con el estanco situado en el número 9 de la calle Ramón del Cueto. «El año pasado ya habíamos llegado a un acuerdo con el constructor, pero como se retrasaron tanto con las obras, el acuerdo perdió validez y ahora tendremos que volver a negociar de nuevo», señala la dueña del estanco.
Además, el constructor también ha llegado a un acuerdo con el propietario de la farmacia situada en el número 5 de la misma calle. «Parece ser que el constructor ya ha negociado con el dueño del local, yo solo lo tengo alquilado. Tengo un contrato a medio-largo plazo y, mientras se realicen las obras, me tienen que realojar en otro local, según la normativa de distancias entre farmacias, y luego volveré para aquí», señaló José María Paniagua, farmacéutico.
Entre la farmacia y el estanco se encuentra el edificio número 7 de la calle Ramón del Cueto. El inmueble, que solo consta de una altura, ya es también propiedad de la constructora.
Pero el proyecto de Návila-Namontes pretende abarcar gran parte de la manzana de Ramón del Cueto con Adelaida Muro, en cuya esquina ya cuenta con un amplio solar. Por este motivo, la empresa también ha establecido contactos con la propietaria de la peluquería situada en el número 6 de la calle Adelaida Muro. «De momento, no hemos llegado a nada, pero sí es verdad que se han puesto en contacto con nosotros», explica Áurea Riveiro, propietaria de la peluquería.
La característica de este inmueble es que, según su propietaria, se trata de un edificio de fachada protegida de clase A. «No pueden derribar la fachada, además hay dos tipos de fachada y este es el A, por lo que la tienen que respetar», explica la peluquera.
Los corralones, situados en el barrio de Monte Alto, justo detrás del Campo de Marte, fueron declarados en su día como ruinosos por el Ayuntamiento.