El doctor Camilo Veiras Candal, director médico del Centro Oncológico, falleció ayer a los 66 años de edad víctima de la enfermedad que se dedicó a curar y tratar a lo largo de toda su carrera profesional.
Nacido en Mesón do Vento, estudió Medicina en Santiago e hizo la especialidad en Madrid, junto al profesor Pérez Modrego. Miembro del pequeño grupo de médicos que impulsó la creación del Centro Oncológico de Galicia hace cuarenta años, Veiras Candal puso en marcha el primer servicio de Oncología Radioterápica de la comunidad, de cuya jefatura se ocupaba directamente, y hace dos décadas asumió la dirección médica de la institución. Era también académico correspondiente de Academia de Medicina, vocal nacional de la Asociación Española Contra el Cáncer y miembro del patronato de la Fundación Española de Oncología Radioterápica.
Su dedicación profesional fue decisiva para la configuración del Centro Oncológico tal y como es hoy, instalaciones en las que impulsó mejoras como la incorporación de la primera bomba de cobalto y con posterioridad los aceleradores lineales. Conjugó la asistencia con la continuada actualización y la promoción de la investigación. A lo largo de su ejercicio son numerosas sus publicaciones sobre diversos aspectos relacionados con la especialidad e incontables las conferencias y ponencias en congresos y convenciones. Su preocupación por completar la oferta de servicios para la población gallega se puso de manifiesto en su cooperación e impulso a nuevos tratamientos en el centro, como la braquiterapia, y fue también uno de los artífices de la puesta en marcha del primer registro de tumores.
Junto a sus conocimientos, capacidad de trabajo y entrega, profesionales, entidades públicas y organizaciones sociales conocieron de cerca su especial sensibilidad hacia los colectivos afectados, a los que prestó leal colaboración en cuantas iniciativas y campañas de prevención desarrollaban para tratar de concienciar acerca de los factores de riesgo relacionados con el cáncer.
Quienes compartieron con él la mayor parte de su vida profesional destacan no solo su reconocida capacitación y conocimientos médicos, sino, de forma especial, su humanidad y consideración hacia los enfermos. Familiares y amigos reciben muestras del respeto y aprecio que se granjeó, en especial su esposa, Rosa Lens Novio, y sus hijos, María, David y Iago. A las 17 horas de hoy será enterrado en el cementerio de San Amaro y a las 18.30 se oficiará un funeral en la iglesia de los Capuchinos.