La inseguridad por los constantes ataques obliga a la ONU a reducir su personal en Afganistán
A CORUÑA
Las Naciones Unidas anunciaron ayer que reubicarán dentro del país o trasladarán al extranjero temporalmente al 12% de su personal en Afganistán, en un esfuerzo por garantizar su seguridad tras el atentado que sufrió el 28 de octubre en Kabul y que causó la muerte a cinco empleados del organismo internacional. Las medidas de seguridad fueron decididas durante la visita que realizó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que criticó la lenta reacción de las fuerzas de seguridad afganas y de la OTAN tras el ataque.
En una rueda de prensa en Kabul, el enviado especial de la misión de la ONU en Afganistán (Unama), Kai Eide, explicó que el organismo está aplicando una serie de «medidas de seguridad adicionales para su personal nacional e internacional». «Habrá una reubicación de hasta un 12% de nuestro personal. La mayoría de nuestro personal es de apoyo o lo que yo denomino personal que no está en primera línea», dijo Eide.
Según una fuente de la Unama, la ONU tiene 5.500 empleados en Afganistán, por lo que, a partir del porcentaje ofrecido por Eide, la medida afectaría a 660 personas, aunque el enviado no dio una cifra concreta. Tampoco dejó claro qué parte de ellos serán reubicados dentro del país y cuántos serán enviados a otros destinos en el exterior.
Pero sí negó que el aumento de la seguridad implique una orden de evacuación o retirada del país. «No estamos hablando de salir y no estamos hablando de evacuación», dijo Eide, que agregó que la organización está «haciendo todo lo posible por minimizar» el impacto negativo que la medida pueda tener en el trabajo de la ONU.
«No nos vamos a ningún sitio»
Antes de la comparecencia del diplomático noruego, el portavoz de la Unama, Aleem Siddiqui, avanzó que 600 de los trabajadores afectados por esta medida, que se llevará a cabo en los próximos días, son extranjeros. «No nos vamos a ningún sitio. Llevamos más de medio siglo en Afganistán y los programas continúan», aseguró el portavoz, que detalló que el 80% de los empleados son de nacionalidad afgana.
Sin embargo, el general al mando del cuartel general de la OTAN en Holanda, Egon Ramms, criticó la retirada de los trabajadores de la ONU.
Por otra parte, el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, considera que el presidente afgano, Hamid Karzai, es un corrupto, pero ha señalado que la comunidad internacional debe legitimarlo.
«Karzai es corrupto, de acuerdo», dijo en declaraciones al International Herald Tribune , para añadir después: «Pero este nuestro hombre [...] tenemos que legitimarlo» para que en última instancia la OTAN pueda salir de Afganistán.
El jefe de la diplomacia gala lamenta que la estructura de mando de la OTAN en el país asiático «no funciona en absoluto», e hizo un llamamiento para su mejora en colectivo. «Los europeos actuamos, luchamos, vamos a la guerra, pero no nos hablamos y es una pena», dijo.
El aumento de la seguridad para el personal de la ONU en Afganistán se suma a las medidas aplicadas por el organismo en la vecina Pakistán, donde Ban Ki-moon declaró esta misma semana la fase 4 o de emergencia en las demarcaciones tribales y en la Provincia de la Frontera del Noroeste.
El mando militar de EE.?UU. informó ayer de que varios integristas murieron en ofensivas lanzadas contra talibanes y miembros de la red Haqqani en el este del país. Cuatro soldados italianos resultaron heridos leves al estallar una bomba al paso de su vehículo en el sureste de la provincia de Herat.