Hay la Casa Barrié, la torre Siso y pronto existirá el edificio Amando de Ossorio. Así será cuando la empresa inmobiliaria Gallaecia Eikonos concluya la rehabilitación del inmueble que se alza en el número 1 de la calle Sol, esquina con San Andrés, donde todos los locales, apartamentos y estudios serán de alquiler, de modo que serán aptos para bastantes bolsillos. El cartel que ofrece los detalles de la obra ya avanza el futuro nombre del inmueble, que estará dedicado a la memoria del director de cine de terror de serie B, a un coruñés de la mismísima calle Real que murió sin haber alcanzado el reconocimiento en su país, pero que es un cineasta de culto en Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. También podría ser denominada la casa del terror, el género que más practicaba Amando de Ossorio. De hecho, el tributo no se queda solo en poner su nombre al edificio. Irá más allá. Las plantas serán bautizadas con los títulos de las películas que conforman la tetralogía templaria de este cineasta singular. Como son cuatro plantas, cuadra bien. Por riguroso orden de aparición, la primera será La noche del terror ciego (1971); la segunda, El ataque de los muertos sin ojos (1973); la tercera, El buque maldito (1974), y la cuarta, La noche de las gaviotas (1975). Además de los carteles de estos largometrajes, en los vestíbulos se podrán ver otros afiches fotográficos, recreando así la atmósfera de un cine antiguo. También en el portal Para que todos los que visiten en el futuro el edificio despejen dudas desde el primer momento en el portal se colocarán unos paneles explicativos sobre la vida y obra del cineasta coruñés. Detrás de este tributo a lo grande está el productor de cine Ignacio Benedeti, que es además uno de los dueños de la promotora Gallaecia Eikonos. En vida del director, Benedeti, Xosé Zapata y Rafael Calvo publicaron la biografía Amando de Ossorio, un gallego fantástico. Es un perfecto conocedor de esta figura, y le duele que en A Coruña apenas se le haya reivindicado. «Es más conocido en Estados Unidos que en su ciudad. En España se olvidan sistemáticamente de él, y aquí, en su ciudad, ni siquiera tiene calle», apunta el promotor. Una prueba de que tiene más reconocimiento fuera que en casa es el deuvedé que editó la distribuidora de películas de terror más importante de Estados Unidos, Blueunderground, en 2005. Dentro de un envoltorio muy peculiar, una caja que simulaba un ataúd, iban los cuatro largometrajes de su tetralogía templaria, así como el documental Amando de Ossorio, el último templario, dirigido por Xosé Zapata. El pack, que se vendió muy bien, salió a la venta en Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. Era la primera vez que las películas del coruñés se editaban en deuvedé. Amando vivió en la casa El dar el nombre de Amando de Ossorio al edificio de la calle Sol tiene además mucho sentido histórico. Durante años, antes de mudarse al boquete de San Andrés, el cineasta tuvo su estudio (atelier, prefería denominarlo él) en la buhardilla de este inmueble. Coleccionaba películas y una vez ardieron y se produjo un incendio. También las proyectaba, de modo que aquel espacio funcionaba como un cineclub clandestino. La buhardilla que habitó el cineasta ya no existe. El edificio fue declarado en ruina por el Ayuntamiento y ahora se ejecutará su proyecto de rehabilitación. Tendrá una planta más que en el proyecto original, cuando contaba con tres y ático. Serán cuatro y el ático, si bien este y la última planta estarán unidas. Habrá seis viviendas, cinco estudios y un local comercial. Antonio Desmonts Sierra es el arquitecto que dirige la rehabilitación de este inmueble, uno de los pocos del centro totalmente exterior en sus fachadas, que son tres: a San Andrés, Sol y boquete de San Andrés.