El comercio tradicional coruñés sufre una nueva y dolorosa baja. El local de la cadena de floristerías Consuelo Obdulia de la calle San Nicolás, uno de los emblemáticos del centro de la ciudad, ha echado el cierre. En su escaparate ya no lucen las flores de siempre, las que han comprado varias generaciones de coruñeses. Ahora solo se pueden ver tiestos y macetas vacías. Y un letrero que pende con el número de teléfono de una inmobiliaria y un anuncio: «Se vende».
El local, ubicado en el número 14 del céntrico vial, es historia viva de la ciudad. Se abrió en el año 1901, siendo el primer despacho de la saga Consuelo Obdulia, creada por la familia Lagares. Iniciados en la venta de flores en el siglo XIX, hasta este momento la hacían fundamentalmente en mercados. Tras su mostrador trabajaban las hermanas Palmira, Pilar y Obdulia, que luego se disgregaron.
Además de la central de la floristería, situada en la zona del Barrio de las Flores y que introdujo en A Coruña algunas de las técnicas más innovadoras de cultivo, crearon otras floristerías por toda la ciudad, logrando gran fama. Así, se instalaron en puntos como Federico Tapia, la plaza de Vigo, El Corte Inglés y la plaza dos Castiñeiros, en el Barrio de las Flores.
La floristería que ha puesto el pestillo se asienta en un edificio modernista de principios del siglo XX. De todos modos, su aspecto actual nada tiene que ver con esta corriente, si no que se se puede ubicar entre los comercios de los años treinta. Se trataría, por tanto, de una reforma posterior, que destaca por el uso de vidrios curvos, muy típicos de la época. Además, son importantes los mosaicos del suelo y un hecho común a muchos comercios antiguos: para acceder a la vivienda es necesario pasar por delante del mostrador.
Los vecinos de la zona lamentaban su clausura. Por su parte, la cadena Consuelo Obdulia, cuyos otros locales funcionaron ayer con normalidad, declinó hacer ningún comentario sobre los motivos del cierre.
Otro local emblemático
Aunque más moderno, otro establecimiento emblemático, la cafetería La Hacienda, de plaza de Vigo, no levantó la persiana ayer, creando desconcierto entre los empleados y vecinos. Varios distribuidores de bebidas tuvieron que retornar con la mercancía que estaba encargada. La Voz intentó en balde hablar con sus responsables.