El gimnasio de Montrove ha vuelto a cerrar sus puertas después de un año en el que ha cambiado de dirección en varias ocasiones. En junio del año 2009, después de otros meses de cierre, comenzaron una nueva etapa empresarial en la que ofrecían, además de las habituales clases deportivas, fiestas infantiles en la piscina. A principios de este verano, este centro deportivo volvió a reinventarse y a ofrecer clases personalizadas.
El pasado día 8 dos de los tres monitores que estaban en plantilla acudieron a trabajar por la mañana, pero cuando regresaron por la tarde se toparon con que alguien había cambiado la cerradura. «El dueño nos explicó que cerraba y nada más», detalla uno de los empleados que ha tenido que denunciar el caso ante la policía para recuperar sus objetos personales y lograr que le abonasen su finiquito.
Piscina vecinal
Una de las empleadas ejercía de socorrista en la piscina del centro, pero también en la de la urbanización que está en las inmediaciones, donde sigue trabajando. «El problema es que desde del gimnasio también se ocupaban del mantenimiento de la instalación y hoy, por ejemplo, ha tenido que venir un vecino a poner en marcha una de las bombas de agua», precisa la socorrista que sigue en su puesto a pesar del cierre de las instalaciones.
Sus compañeros precisan que el centro asumió este verano la puesta en funcionamiento de esta zona recreativa de la urbanización y que, en consecuencia, tendrán que ser los vecinos los que reclamen.