La presencia de Sáenz de Ynestrillas obligó a reforzar la seguridad en la Audiencia

Dolores Vázquez A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

17 nov 2010 . Actualizado a las 15:26 h.

La presencia del ultraderechista Ricardo Sáenz de Ynestrillas como abogado de la acusación particular ayer en un juicio que se celebró en la Audiencia Provincial hizo que se reforzara la seguridad en el edificio y en la sala de vistas. Aunque agentes de la Policía Nacional escoltaron al letrado, no se registró ningún tipo de incidente.

En la sala el polémico abogado centró su alegado en hacer una defensa de las fuerzas armadas y de España en un juicio por una agresión en el que la víctima, que él representaba, era un militar y que intentó en todo momento vincular a la actuación de grupos antifascistas. Aunque todos los testigos indicaron que hubo dos o tres agresores, en el banquillo de los acusados solo se sentó un joven, que rechazó las acusaciones.

Los hechos que se enjuiciaban ocurrieron en febrero del 2008, cuando un militar fue agredido cuando paseaba con un menor por unas personas que se bajaron de un coche al ver que llevaba puesto una prenda con la inscripción Tercios Españoles. El denunciante necesitó asistencia médica por los cortes que recibió en una mano, infringidos con una navaja, y por las heridas en la zona nasal.

El fiscal, tras escuchar a los testigos, elevó las penas que solicitaba inicialmente, reclamado cinco años de prisión por un delito de lesiones, por considerar que existió la agresión y que se produjo con abuso de superioridad. Asimismo, estimó que el incidente se produjo por motivos ideológicos, asumiendo la declaración de los testigos de que no se produjo un incidente verbal, pero mantuvo la petición de 8.384 euros por las secuelas.

«Un caso de libro»

Sáenz de Ynestrillas, por su parte, elevó su petición de pena a seis años y tres meses por un delito de lesiones, siete años y seis meses por el robo con violencia (ya que a la víctima le sustrajeron la cazadora) y 10.000 euros como reparación de las secuelas. «La causa de la agresión es de carácter político e ideológico. La agresión es solo porque era un militar español, un españolista, garante de la soberanía nacional», consideró y dijo que «es un caso de libro, un militar al que se detiene para insultar y agredir a las fuerzas del Estado», hecho que vinculó con acciones de grupos antifascistas o de colectivos independentistas.

La defensa del acusado, que reclamó su absolución, consideró en cambio que lo único que quedó acreditado es que hubo un incidente, «un cruce de palabras, una riña mutuamente consentida» y aunque admitió que existió un lesionado, discrepó del alcance de sus heridas, que consideró que no pueden considerarse como una deformidad. También rechazó que la víctima no pudiera reaccionar y esgrimió para ello que el menor que le acompañaba se apartó y no resultó implicado.

La letrada del procesado también rechazó el carácter político de los hechos. «Ser militar no inscribe a nadie en una ideología concreta», incidió para restar polémica al proceso y matizó que aunque su cliente cuenta con antecedentes policiales, no tiene ninguna condena.