Por restaurantes y bares, pero también por museos, galerías de arte, la Biblioteca Nacional e incluso las tiendas de alta costura: los aromas de la alta cocina se extienden desde ayer por todo Madrid para acercar a los ciudadanos el espíritu de la cumbre gastronómica internacional Madrid Fusión.
Más de 300 participantes, el doble que el año pasado, harán posible esta segunda edición del Gastrofestival, que además amplía su duración a dos semanas, una más que en el 2010.
La actividad central será de nuevo Madrid Gastronómico, una propuesta en la que participan reconocidos restaurantes madrileños con menús a 25 y 40 euros y que incluye también la iniciativa Degustatapas, a la que se han adherido 40 locales que ofrecerán una tapa especial y una cerveza a precios populares.
También se repiten las Cenas con las estrellas, en las que diez grandes chefs internacionales como André Chiange o Kevin Cherkas cocinarán en prestigiosos restaurantes de la ciudad aprovechando su presencia en Madrid Fusión.
Pero las actividades no acaban en los restaurantes y bares, sino que se extienden a la llamada «gastrocultura». Así, la Biblioteca Nacional ofrece estos días la exposición La cocina en su tinta, que recorre la historia de la gastronomía desde la Edad Media a la actualidad; y la Filmoteca Española ha organizado un ciclo de gastronomía y cine en el que se proyectarán títulos como Entre copas (Alexander Payne, 2004); Comer, beber, amar (Ang Lee, 1994) o el filme de animación Ratatouille. El Museo Thyssen-Bornemisza propone La cocina del Thyssen y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ofrece visitas guiadas para conocer obras de Zurbarán, Tintoretto, Sorolla, Goya o Juan Gris relacionadas con la gastronomía.