«El comercio siempre es fuente de riqueza en una ciudad. Si este motor falla, los ciudadanos se estancan, sintiéndose vacíos y sin aliciente para vivir en ella». Con esta declaración comienzan José Manuel Fernández Caamaño y Jesús María Reiriz Rey su último trabajo editorial, La Coruña en nuestra alma colectiva. Historia del comercio en La Coruña, que esta tarde -a las 20.30 horas- se presentará en la sede de la Fundación Caixa Galicia, y que ha sido editada por Unión Coruñesa.
En este trabajo se hace un repaso de las grandes y pequeñas empresas que han tenido su hueco en la historia de la ciudad, empezando por la refinería de Repsol, la factoría de Begano (Coca-Cola), Estrella Galicia o la Fábrica de Tabacos. A estas compañías de fama internacional también se le unieron otras no menos conocidas entre los vecinos de la ciudad, como la Primera Coruñesa de Hilados y Tejidos, que tuvo su primera sede en la antigua calle Juan Flórez; las Fundiciones Wonenburger o las conocidas Casas de Baños, entre las que estaban La Primitiva, La Salud, La Perfecta, o los balnearios de Santa Margarita y Cervigón Guerra, entre otros.
Los comercios y grandes almacenes también tienen reservado un hueco muy importante en esta publicación, que destaca multitud de negocios que estuvieron -y algunos todavía están- en las calles más destacadas de la ciudad, como San Andrés, Riego de Agua, Juan Flórez o la calle Real. La joyería Malde, la sastrería Iglesias, las ferreterías Torres y Sáez, y los almacenes Aurelio Ruenes, El Pote, Casa Barros o Maisonfor son algunos de los ejemplos del potencial comercial que tuvo la ciudad durante décadas.
Hostelería
En la larga lista de negocios en los que los coruñeses disfrutaron de su ocio y tiempo libre se encuentran multitud de cafés, tascas y bares, que marcaron una época, según reconocen José Manuel Fernández Caamaño y Jesús María Reiriz Rey en su libro. El Galicia, el Alcázar, La Mezquita, el Oriental, el Marfil o el Marabú no faltan en la lista de cafeterías de renombre, junto a restaurantes como Viuda de Alfredín, Lhardy, Corinto o Petit Lar.
El gran éxito que tuvieron los cines en la ciudad también se recuerda en esta publicación, donde no se olvidan de mencionar otros negocios destacados, como farmacias, ultramarinos, librerías, hostales, mueblerías, bazares, administraciones de loterías o confiterías, muchos de ellos hoy desaparecidos.