El tráfico en Sabón crecerá un 30 % antes de la reforma

Ángel Varela A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El número de coches diarios en la rotonda subirá en 18.000 hasta el 2013

06 jun 2011 . Actualizado a las 12:06 h.

Si la Xunta mantiene sus previsiones respecto a la finalización de la construcción de la nueva glorieta de Sabón para 2013, los atascos en el problemático cruce amenazarán con provocar el colapso de la infraestructura. Según los cálculos de los técnicos de tráfico autonómicos, el número de coches que transitarán por el nudo viario pasarán en un par de años de los cerca de 60.000 actuales a una cifra próxima a los 80.000.

Los índices de movilidad en la actualidad indican que la rotonda está en un nivel de saturación del 90 %, una cifra que pasará a ser del 120 % en el 2013, año en que la Xunta calcula que esté finalizado el nuevo proyecto de glorieta a dos niveles, que supondrá la realización de dos rotondas a diferentes alturas, y dos nuevos enlaces entre la carretera del polígono y la AC-552 -la vía que une A Coruña y Carballo-, y la AC-551 -el enlace que sirve para llegar al cruce desde la autovía A-6 y la AG-55- con la AC-552 en dirección hacia Vilarrodís.

Mientras tanto, los usuarios de la rotonda situada en el lugar de O Seixedo seguirán protestando por la pérdida de tiempo que suponen trayectos como el de A Coruña-Sabón, que en condiciones normales puede realizarse en un cuarto de hora, pero con los atascos de las horas punta se convierte en un viaje de cincuenta minutos. El cruce da servicio a los 4.800 trabajadores que desempeñan sus labores en el polígono de Sabón y a los diversos municipios que integran la comarca de Bergantiños. La puntilla a los problemas de tráfico que en los noventa ya vivía la zona, la pusieron el vial que da acceso a la autovía A-6 -que finaliza en Madrid- y a la autopista A Coruña-Carballo.

También tienen que pasar por el cruce aquellos que llegan por la carretera AC-415 -la antigua conexión de Arteixo con A Coruña-, usada por aquellos automovilistas que trabajan en la refinería coruñesa o desean acceder a la parte norte de la ciudad.

Más habitantes

El crecimiento del municipio de Arteixo, que ha aumentado su población un 22 % en los últimos diez años hasta superar los 30.000 habitantes, es otro de los agravantes de la rotonda de O Seixedo. Los momentos más críticos del día se producen entre las siete y las nueve de la mañana, a la una de la tarde y en las últimas horas de la tarde, momentos en los que las caravanas pueden alcanzar cinco kilómetros de largo. La construcción del nuevo puerto exterior de A Coruña y el parque industrial de Morás son indicativos del negro futuro que tiene una rotonda en la que aumentará todavía más el tráfico, aunque ambas infraestructuras tendrán una conexión directa con la autovía A-6 o con la autopista AG-55. Esta última vía de alta capacidad era de una de las esperanzas de los automovilistas para descongestionar el tráfico de Sabón, pero su condición de carretera de pago ha mermado ostensiblemente su uso para una gran mayoría de conductores que no pueden permitirse los más de cuatro euros diarios que cuesta la ida y vuelta entre A Coruña y Carballo por la AG-55.

Una de las maneras de esquivar los atascos interminables de Sabón son los atajos. Los automovilistas más avezados intentan esquivar las colas de vehículos desviándose en Arteixo hacia las parroquias de Uxes y de Santa Icía, cuyos viales llevan a los conductores hasta el polígono coruñés de Pocomaco o el barrio residencial de la Zapateira. El problema de estos atajos es el mal estado de estos viales, y que finalmente desembocan en otros grandes tapones de tráfico como son las avenidas de Alfonso Molina o Salgado Torres, ya en A Coruña. El ansia por superar ese obstáculo es causa también de un gran número de percances automovilísticos, ya que muchos conductores entran en la rotonda de Sabón con poco espacio de maniobra y con las prisas por llegar puntuales a su puesto de trabajo. Y es que las velocidades medias en el trayecto hacia o desde A Coruña por la AC-552 a las horas punta no suelen sobrepasar unos paupérrimos veinte kilómetros a la hora.