En marzo de este año la curva de la calle Gaiteira que va a dar al Centro Comercial Cuatro Caminos se quedó sin música. Eugenio Peralta, el músico callejero conocido en el barrio como El Hippy, fallecía y su esquina pasó de ser su particular escenario a un velatorio improvisado con flores. En su funeral, celebrado en la iglesia de las Carmelitas, decenas de personas no pudieron entrar.
Meses después de aquello, cuando la pintada que decía Rúa Peralta ya se ha desdibujado de la pared, la música ha vuelto. La toca Marmo, un chaval de 26 años al que le gusta darle al punk-rock con su banda en el local del ensayo, pero al que también le va la calle. Conoce la fama de Peralta en el barrio: «Sí, yo lo recuerdo tocando por aquí y sé que la gente se encariñó mucho con él».
Como Peralta, también va con perro: «Vengo aquí siempre que puedo y me saco unas pelillas. Aún hay gente que pregunta por él cuando viene». Es cierto, un señor que está de vacaciones ve que algo ha cambiado. «¿Sabéis dónde está el señor que tocaba aquí la guitarra?». Cuando conoce la contestación se queda compungido. Marmo se encarga de que la música siga sonando.