La formación alegró, emocionó y cautivó en su concierto de María Pita
23 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.«Les pediría que esta canción no solo la oigan sino que la sientan». Era la petición de Vicente Bello antes de que en la plaza de María Pita el grupo Amizades cantara, y contara, la historia de aquel abuelo que «un día cuando era muy joven allá en su Galicia...». Envuelta en los suaves acordes de una solitaria guitarra, la canción de Alberto Cortez emocionó, «a veces hay gente que llora», pronosticara Bello. Pero el concierto no era para llantos, ni siquiera para melancolías porque el sentido Piensa en mí fue interpretada por esta «gran banda de música vocal», como ha sido definida Amizades, al ritmo de chachachá: «Así es la partitura original de Agustín Lara, pero luego Chavela Vargas la ralentizó», explicaba Bello, bromeando que lo de gran banda «es porque somos muchos».
La veintena de músicos de Amizades, que celebra su décimo aniversario, fue haciendo sonar sus guitarras españolas, contrabajo eléctrico, percusión y laúd en temas que fueron desde los valses peruanos hasta los ritmos italianos y cubanos; dentro de estos últimos no faltó la tradicional Guantanamera. Este variopinto grupo de profesionales («la mayoría estamos jubilados pero hay médico, protésico dental, gente de la Refinería, de la banca, de oficinas», detallaba Bello) reconocía la excelencia de algunos de ellos como el tenor alto, «es Mendaña, pero todos le llamamos Mendi», cuando ponía voz a temas como Siboney o Granada, «ahí coge los tonos de Kraus», sostiene Bello. Elogios y admiración para el director musical de la formación, Enrique Rodríguez Iglesias, cuando demostraba sus habilidades para el punteo con la guitarra española. Por si el día gris y lluvioso había hecho que algunos evocaran el sol canario, los componentes de Amizades lo trasladaron con la música al archipiélago con un popurrí de Islas Canarias capaces de levantar al más desanimado.
Tanto que hubo incluso parejas que optaron por bailar en los soportales debido a la lluvia, que obligó a los espectadores a seguir el concierto bajo los paraguas. Y como despedida, las habaneras de la ciudad «que siempre dejan un buen sabor de boca», reconocen desde Amizades, una formación que anoche, una vez más, puso alma, corazón y vida en su música.