Alberto Bodelón, hijo del exfutbolista, debutó el sábado en la OK Liga
16 dic 2011 . Actualizado a las 11:59 h.Cuando en la primavera del 2003 Facundo Salinas levantaba la Copa de Europa en el Palacio de los Deportes de Riazor, Alberto Bodelón tenía 9 años y se rompía las palmas aplaudiendo en las gradas del feudo liceísta. Once años después, el ahijado del campeón del Mundo ya sabe lo que es disputar un partido de la OK Liga. Lo hizo el pasado sábado frente al Calafell tomando así el testigo de su padrino. «Fue decirme Gil que iba a saltar a la pista y me quedé blanco. Pero rápidamente me dirigí a la puertecilla y ya se me pasaron los nervios. Fue algo increíble», recuerda el campeón de Europa juvenil.
Para Salinas, los nervios no fueron menos, porque ver jugar a su ahijado lo supera. «No me dan miedo los golpes, él es fuerte y el hockey sabemos lo que es. Lo que a mí me tensiona son los partidos: las victorias, las derrotas, sus emociones...».
Hijo del exfutbolista del Deportivo y Sporting de Gijón del mismo nombre, Alberto Bodelón tuvo que decidir un día entre el balompié y el hockey. «Jugaba en el Orillamar y estaba para fichar por el Deportivo. Entonces tuve que escoger y el hockey me tiró un poco más. Creo que soy algo mejor», relata.
«Tiene condiciones y algo muy importante: madurez y entrega. Yo le veo la garra que yo tenía. No da una bola por perdida, se deja todo en la cancha. Es echado para delante y, por encima, está a las órdenes de Carlos Gil, el mejor entrenador que yo he tenido», explica el excapitán del Liceo que pese a estar retirado mantiene su carácter ganador: «Alguna vez he entrenado con él, pero todavía le queda para superarme en el uno contra uno. Antes le bajo los dientes», bromea el argentino mientras su ahijado sonríe: «Algún día lo conseguiré», anuncia el joven que, pese al gran momento que vive, mantiene los pies en el suelo. «Tengo mucho que trabajar y aprender para poder seguir en la OK Liga. De momento, mis equipos son el juvenil, el júnior y el de Segunda. Pero tengo ganas y voy a poner todo de mi parte para triunfar», reflexiona el joven que da muestras de una gran madurez.