
Así es el pacto con el Puerto que permitirá empezar a liberar San Diego
29 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El presidente de la Autoridad Portuaria de A Coruña, Enrique Losada, ha hecho público el acuerdo firmado con Repsol para trasladar a punta Langosteira parte de su actividad en el muelle de San Diego. A la firma del convenio, que tuvo lugar el 14 de octubre, acudieron el alcalde, Carlos Negreira; la ministra de Fomento, Ana Pastor, y el presidente de Repsol, Antonio Brufau. No se permitieron preguntas ni se facilitó documentación original. Quedaron dudas, como admitió ayer Losada, que intentó despejarlas y contestó durante una hora a todos los interrogantes que se le plantearon. Pese a su esfuerzo, solo pudo arrojar luz hasta donde se lo permitieron las limitaciones del propio convenio. El texto afecta solo a unas «determinadas instalaciones», como reza su encabezamiento, y no solventa la incógnita clave:
¿Cuándo dejará de funcionar el poliducto?
Podrá hacerlo cuando el 100 % de la actividad de la refinería se traslade a Langosteira, pero la fecha para culminar ese proceso es una incógnita. El convenio no incluye ninguna previsión al respecto. Losada no fue más allá y reconoció que no es posible de momento concretar fechas, pero sí insistió en que las negociaciones con Repsol comenzarán antes de que finalice la primera fase del traslado y que el plazo será menor porque las obras serán menos complejas. El presidente del Puerto insistió además en que el traslado se producirá «lo antes posible», y recordó que el actual acuerdo con la petrolera se logró en apenas cuatro años a partir de su nombramiento en agosto del 2009.
¿Cuánto espacio se liberará ahora? ¿Se construirá algo allí?
En la primera fase, Repsol desocupará 26.397 metros cuadrados en San Diego. Lo más probable es que la finca se quede como está hasta que se complete todo el traslado, ya que seguirá rodeada de instalaciones petroquímicas. Sin embargo, el convenio incluye una cláusula por la que Repsol se compromete a «remediar» el terreno si el Puerto decide ocuparlo o concede ese derecho a un tercero. La remediación consiste en eliminar los restos químicos del suelo y prepararlo para otros fines. Según el acuerdo, Repsol remediará ese espacio hasta que sea de «uso industrial de grado 2». Es decir, que si en el futuro se decide urbanizar la zona e instalar parques o viviendas, como había planteado el Ayuntamiento, el resto de la mejora del suelo correrá a cargo del Puerto.
¿Cuánto costará el traslado total de Repsol?
Esa cantidad también es una incógnita. En el convenio no hay indicaciones al respecto y Losada no descartó que el coste de la segunda fase de la mudanza tenga un coste superior a los casi 24 millones que costará la actual. «Igual sí, igual no», dijo el presidente, que señaló que cuánto más tiempo transcurra menor será la indemnización a la multinacional, ya que estará más cerca el fin de la concesión de las instalaciones de San Diego, que se producirá en el 2027.
¿En qué consiste el acuerdo de octubre?
Repsol se compromete a trasladar a punta Langosteira sus operaciones con crudo, azufre y coque, equivalentes al 60 % de su actividad. Liberará los citados 26.397 metros cuadrados en San Diego y recibirá a cambio casi 24 millones de euros. La petrolera construirá un nuevo poliducto de la refinería al puerto exterior y un pantalán para la descarga de graneles líquidos. Invertirá 124,6 millones en esas infraestructuras y en su nueva planta de punta Langosteira, que ocupará 65.000 metros cuadrados ampliables hasta 350.000. La concesión de las instalaciones será por 35 años, aunque podría prorrogarse durante 17 más. Todo el proceso debe concluir en abril del 2018, cuando está previsto el comienzo de las operaciones en el puerto exterior.
¿Cómo se ha calculado la indemnización?
La Autoridad Portuaria utilizó el polinomio recogido en los artículos 89.1 y 99.6 de la Ley de Puertos, que recoge cuatro conceptos. El primero es el valor de las obras e instalaciones afectadas por el traslado. Se trata de las instalaciones de azufre y las de crudo, que suman en total casi 11 millones de euros. El segundo concepto son los gastos de traslado, que ascenderían a 23,9 millones. El tercero es la pérdida de beneficios durante tres anualidades, valorada en 4,75 millones. El total asciende a 39,68 millones, a los que hay que restar 15,7 millones de los beneficios de la nueva concesión, lo que arroja el total de 23,9 millones definitivo.
¿Qué beneficios traerá?
Los beneficios del actual convenio, detalló Losada, son múltiples. Entre los principales destaca el espaldarazo al puerto exterior, la continuidad de la actividad de Repsol en la zona -con su aportación en forma de puestos de trabajo y actividades derivadas- y que se minimizará el riesgo de que un petrolero cargado sufra un accidente en la ría. El pacto es además el primer paso para liberar todo el puerto interior y devolver ese espacio a los ciudadanos a largo plazo.
¿Es inevitable la marcha de Repsol de San Diego?
El presidente del Puerto se mostró seguro de que sí. La empresa tendrá más gastos si actúa desde dos terminales (Langosteira y puerto interior). Además, el nuevo poliducto que se levantará hasta el puerto exterior tendrá la misma capacidad que el que recorre la ciudad. Tendrá once conducciones y una de reserva. El actual dispone de 14, aunque dos no se emplean y una más está en reserva. Tecnicismos aparta, el poliducto estará preparado para el traslado del 100 % de la actividad desde el primer momento.
¿Cómo fueron las negociaciones?
El presidente del Puerto no ha ocultado que fueron complicadas. Ayer admitió que se estudió plantear una indemnización a Repsol de forma unilateral. La Administración pública puede adoptar esa medida, pero hubiese desembocado en «una batalla judicial que habría retrasado el traslado durante muchos años». El presidente también explicó que la «cifra ideal» que la multinacional planteó al inicio de las negociaciones, cerca de 300 millones, incluía el traslado del 100 % de sus instalaciones. Pero al final se optó por mover el 60 % por un precio muy inferior a su requerimiento.