La tercera ronda, la vía Ártabra y su conexión con la AP-9 y el dragado de la ría del Burgo son los grandes proyectos del área metropolitana que llevan bailando cerca de una década sin que ninguno de los tres esté terminado por completo. Si bien en el caso de la tercera ronda y la vía ártabra, las obras están avanzadas y se han abierto algunos tramos a la circulación, en el caso de la ría del Burgo, se encuentra en una fase más que inicial. Ni siquiera hay proyecto firme, sino un documento de inicio que se abre a consulta pública. Es lo que tiene haber estado años debatiendo entre Administraciones que no se ponían de acuerdo sobre a quién le correspondía realizar estos trabajos. Ahora el compromiso del Gobierno es firme, aunque también hay que recordar los tirones de orejas desde Bruselas para acondicionar una zona que debería ser el orgullo del área metropolitana. Atrás quedaron los buenos años en los que la ría era una máquina de criar almejas o donde las ostras crecían a sus anchas. Y probablemente, nunca volverá a ser lo que fue. Pero debería prevalecer siempre el bien común y la defensa del medio ambiente, antes que un pulso entre Administraciones. Y, sobre todo, el sentido común, que nos dice que el dragado llegará, como siempre, con demasiado retraso.