Pilatos y las carreteras gallegas

A CORUÑA

20 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Dos percances leves han bastado para causar pérdidas de muchos miles de euros a cientos de empresas coruñesas. Y para poner en entredicho la gestión de la red de carreteras de una comarca por la que se mueven cuatrocientas mil personas entre continuas trampas móviles mientras a los automovilistas se les sacan los euros a manos llenas en injustificables peajes como los de Guísamo o Sabón.

Suena a discurso propio de Pilatos la invitación del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, a denunciar a Audasa, la concesionaria, en Consumo. Cierto es que las responsabilidades del desastre en la gestión de las carreteras del área coruñesa es mayoritariamente de Fomento, pero si el titular del Ejecutivo autonómico no puede hacer nada más que invitar a los afectados a demandar en los tribunales, sería conveniente repensar la necesidad de este tipo de descentralización, como reclaman diferentes colectivos.

Es oportuno recordar que casi el 85 % de la población gallega ?y un porcentaje similar de su capacidad económica? vive en torno al eje de la AP-9, la tercera vía privatizada que más ingresos genera en toda España.

Pero esa rentabilidad ?que se embolsa un fondo americano? se traduce en un desesperante abandono del resto de infraestructuras de la comarca que quedan en evidencia con cualquier contratiempo, da igual que sea por lluvia o por un simple alcance.

Disparidad de criterios. Mientras el Gobierno central, y su responsable en Galicia, el delegado de la Demarcación de Carreteras, Ángel González del Río, consienten esa situación de privilegio de una concesionaria, los políticos de la comarca coruñesa mantienen una total descoordinación. Así, mientras Carlos Negreira fía el final de los atascos a la entrada en servicio de la tercera ronda ?donde Fomento y Xunta tienen mucho que decir en los retrasos?, el regidor oleirense, Ángel García Seoane, reclama una ampliación del Pasaje en el que muchos ven un parche insuficiente ante una hipótesis alternativa como la del segundo puente sobre la ría. En Arteixo, Carlos Calvelo lleva casi tres años esperando una respuesta de, otra vez, Fomento, para la circunvalación de Meicende, mientras sus dos principales arterias se ven saturadas por el desarrollo urbanístico. Y en Cambre, la vía Ártabra, presentada como la panacea para la movilidad de los municipios costeros, muere en la AP-9 y sin pisar un centímetro de su municipio, mientras Culleredo sigue esperando a que el vial 18 ?que teóricamente financiará Audasa a cambio de subir las tarifas de la autopista por encima del IPC durante las próximas tres décadas? aligere los problemas circulatorios de sus principales núcleos.

Dinero y coordinación. Como quiera que pedir nuevas infraestructuras es poco viable en una época de máximas restricciones financieras, solo caben dos alternativas. La fundamental pasa por la conservación en las mejores condiciones de las infraestructuras disponibles, algo que no se está haciendo como se puede ver a simple vista en un corto recorrido por la autopista o cualquiera de las carreteras nacionales, en lamentable situación de abandono y dejadez por parte de Fomento. En segundo lugar, la coordinación de los esfuerzos para que, cuando se produzcan siniestros, se busquen rápidas alternativas. Galicia no puede seguir regalando dinero. Ni los políticos lavándose las manos como Pilatos.

Caos en el espacio de ruptura

La noticia política de la semana ha sido la aparición de una nueva plataforma ciudadana con aspiraciones electorales, Marea Atlántica. Oficialmente, se presenta como un movimiento ciudadano, pero en el listado de abajo firmantes se puede ver la presencia de una amplia representación del espectro nacionalista, desde Martiño Noriega, de Anova, hasta Carlos Aymerich, del sector más moderado del BNG, junto a otros representantes de sectores mucho más extremistas. Esa misma idea de plataforma ciudadana ya fue esgrimida por Compromiso por Galicia pocos días antes. Todos ellos buscan taponar el crecimiento exponencial de Podemos o, en su defecto, liderar la teórica revuelta social de cara a las municipales para desbancar al PSOE de su posición de alternativa de gobierno de izquierdas. Quizá por ello, entre las personas que se han adherido al manifiesto no hay ninguna de la órbita del partido del puño y la rosa. Habrá que ver como se conjugan los buenos deseos de su manifiesto con la elección de los integrantes de la lista. Hace apenas un par de años que el BNG, que tenía el monopolio de la izquierda nacionalista, saltó por los aires. ¿Serán estas plataformas una alternativa para recomponer la rota unidad? Por el momento, solo sale una sopa de letras de siglas que habrá que ver si es el final del caos actual. Importante desafío.