El partido aún aguarda al líder que haga revivir las glorias electorales de Vázquez
23 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Los 580 militantes del PSOE coruñés elegirán dentro de una semana a la persona que debe corregir la imparable decadencia del partido, que hace diez años lo era todo en A Coruña y ahora teme que su suelo electoral esté mucho más abajo de lo que nunca habían pensado. Quedan muy lejos las glorias de Francisco Vázquez, que arrolló por última vez en las municipales del 2003 con 57.150 votos, más del doble que los obtenidos por sus herederos en las últimas citas con las urnas, marcadas por la irrupción de nuevas fuerzas políticas que dejaron exangüe al partido de la rosa. El puño y miles de electores se quedaron por el camino.
Podrían hacerse cientos de comparaciones, pero todas llevan a la misma conclusión funesta. Hace diez años el PSOE era la primera fuerza en A Coruña y lo ganaba todo, municipales, autonómicas y generales. En el 2009 el PP le adelantó y, lejos de remontar, continuó en barrena. En el 2011 perdió el gobierno local, en el 2012 se convirtió en tercera fuerza por detrás de AGE y cayó por debajo del 20 % de los votos. En el 2014 apenas superó los 20.000 votos... y la irrupción de Podemos no hace presagiar una nueva primavera socialista.
Para sacar la nave de la galerna, los socialistas pueden optar por dar el timón a Mar Barcón o a Ángel Garmendia, dos candidatos muy distintos -una política aguerrida y con experiencia frente a un «hombre nuevo» que puede enarbolar la bandera de la renovación-, pero que comparten algo más que militancia: ambos formaban parte de la lista con la que concurrió Javier Losada a las municipales del 2011, aunque Barcón estaba en los primeros puestos y Garmendia más allá del número 20. Ambos serán proclamados candidatos hoy.
La tarea más urgente del elegido será evitar una debacle en las municipales del 2011, que a falta de nuevas encuestas se antojan muy complicadas para el PSOE. Los comicios serán su gran reto, y la vara que medirá su futuro político, pero quizá no sean el más complicado. El nuevo líder tendrá que abordar la permanente guerra interna que vive el partido, dividido en facciones, grupos, sensibilidades... Una ensalada que un veterano militante describe con ironía diciendo que «nos juntamos dos y somos un sector, con tres una tendencia y con cuatro una corriente... eso es algo más que debate interno».
Descontada la marcha del carismático Francisco Vázquez al Vaticano, la fractura interna explica gran parte de la perdida de apoyos. Pero tampoco se puede olvidar el malparado pacto con el BNG y, ya en clave nacional, el inmenso desgaste que supuso la crisis, el descrédito sufrido en la última etapa de Rodríguez Zapatero y la pujanza de un PP que ahora también atraviesa momentos difíciles. A la vista de las circunstancias, hay algo que el nuevo líder del PSOE coruñés tendrá con seguridad: mucho trabajo.
La carrera hacia las urnas