Una de las noticias de la semana ha sido el barómetro electoral de Sondaxe publicado el pasado domingo. El mapa diseñado por las encuestas abre una enconada batalla por el bastón de mando de María Pita en el que ya están claros al menos cuatro de los contendientes: Carlos Negreira (PP), Mar Barcón (PSOE), Xosé Manuel Carril (BNG) y Carlos Marcos (Unión Coruñesa). Pero el gran quebradero de cabeza es qué ocurrirá en el ala más izquierdista y cómo se resolverá el puzzle de la Marea, Esquerda Unida y, sobre todo, Podemos.
De los seguidores de Pablo Iglesias habrá noticias el martes. Isabel Faraldo, una sindicalista histórica del Chuac, lidera uno de los dos sectores en liza para la secretaría local, pero su lista no es a la totalidad, como en Madrid, y se presenta el martes. Pero lo realmente importantes es qué piensan hacer con su caudal de apoyo popular -seis ediles y casi empatados con el PSOE, según Sondaxe- y si finalmente descartan concurrir a las municipales, idea que la dirección del partido está empezando a cambiar, como buena parte de su programa.
Despejar la incógnita Podemos será clave para la estrategia electoral de Esquerda Unida. Santiso ha expresado su deseo de repetir candidatura, pero está dispuesto a integrarse en una Marea donde el secretismo del comité directivo genera deserciones cada semana.
Alcoa y el tejido industrial. Uno de los gigantes industriales de la ciudad es Alcoa, pero parece que tiene los días contados. El absurdo mapa eléctrico y el desmadre tarifario amenaza seriamente a los grandes consumidores como la factoría coruñesa. Más allá de algunos errores estratégicos de esta compañía, en el aire están otros cuatrocientos puestos de trabajo de difícil recolocación en la ciudad en estos momentos. La batalla sindical ha empezado, pero la planta de la Grela es un elemento urbanístico codiciado a medio plazo que, además, tiene difícil crecer por el desarrollo urbanístico del entorno, en el que se ha quedado encajonado. El gobierno local consiguió ganar la batalla de la fábrica de armas, cuyos nuevos adjudicatarios siguen dando pasos para reabrir la antigua Santa Bárbara en abril, pese a las protestas de un grupo de descontentos con la resolución del concurso. En Alcoa, su futuro es más incierto y será más complejo hallar un grupo inversor interesado en adquirirla mientras se mantenga la actual situación. Pero tanto la Xunta como el gobierno local deberían emplearse a fondo para evitar un nuevo mazazo al tejido industrial coruñés, como se ha hecho con el naval en Ferrol y Vigo.
El Chuac, la referencia. Esta semana también ha recibido otro nuevo reconocimiento el hospital de referencia de la ciudad, que ya es el más distinguido de toda la red pública de Galicia y se consolida entre los mejores de España. De su importancia y competencia se sabe en la ciudad. Del prestigio conquistado más allá del Pasaje podemos beneficiarnos todos a corto y medio plazo. El Chuac es el factor decisivo de una de las líneas estratégicas de la economía urbana para las próximas décadas por su condición de piedra angular de la llamada ciudad de la salud. La cualificación de sus profesionales y la calidad de la atención son algunos de los ejes en los que el proyecto Coruña Futura sustentaba una de las potencialidades de A Coruña para diferenciarse de sus competidoras en el segmento de las ciudades medias.
Sacristán, doble moral y cortinas de humo
En medio del huracán de las operaciones Pokémon y Zeta, esta última aún pendiente de estallar en su totalidad con las declaraciones ante la jueza instructora de sus principales acusados el próximo mes de febrero, el PP ha decidido buscar esta semana un chivo expiatorio en la figura del alcalde de Culleredo, Julio Sacristán, que será investido el próximo fin de semana como nuevo presidente provincial del PSdeG. El siempre aguerrido y tenaz Miguel Tellado, portavoz parlamentario de los populares, se descolgó el viernes con algunas acusaciones singulares. Por ejemplo, equiparó la denuncia de la mujer de Sacristán por una supuesta estafa de cuantía ínfima con el de la dimisionaria Ana Mato. Sí, la del Jaguar en el garaje del que no tenía ni idea. Y encabezó la ofensiva popular contra el PSOE para exigir explicaciones. Las mismas que su partido —y algún otro— no da por los casos antes citados de corrupción. O su propio jefe, Alberto Núñez Feijoo, que deja que su conselleira Beatriz Mato asuma todas las flechas de la oposición mientras él evita dar cuenta de las relaciones que mantiene con algunos de los principales imputados, como Gerardo Crespo o el teórico conseguidor de la trama, Pachi Lucas. A veces, las cortinas de humo improvisadas no ayudan a tapar todas las miserias propias. Y son los propios políticos los que se saltan sus propios códigos.