El gobierno local anuncia que recurrirá la decisión del Contencioso
10 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Con las obras del Ofimático desarrollándose a pleno rendimiento y con varias cooperativas construyendo ya allí, el polígono sufre un nuevo revés en su ya larga y accidentada historia. El Contencioso acaba de anular la adjudicación de la urbanización del parque con una sentencia que podría tener serias consecuencias para el futuro de esa zona.
Esas consecuencias, con todo, no serán inminentes, puesto que con el 60 % o más ya urbanizado no parece muy probable que el juez vaya a pedir medidas cautelares en caso de haber recurso. Y lo habrá, según confirmaba ayer el gobierno local, desde el que recordaban que tres años y medio más tarde, todavía siguen padeciendo las herencias del bipartito.
Y es que el Ofimático tuvo luz verde prácticamente en la noche electoral, la misma que desalojaría a BNG y PSOE de María Pita. Comenzó con mal pie y siguió mal, porque ese mismo año, el 2011, la asociación de promotores del polígono presentó una demanda contra la adjudicación de la urbanización del suelo. El sistema elegido, el de compensación, los obligaba a hacer importantes desembolsos que no hubieran sido necesarios si la obra se ejecutase por fases.
Esa demanda fue, precisamente, a la que ahora da la razón al juez. «El pliego era erróneo», comenta Ángel Jove, uno de los promotores. Está previsto que los afectados se reúnan hoy para valorar el alcance de la sentencia que, en todo caso, apunta el empresario, llega tarde, con un gran porcentaje de la parcela urbanizada y con licencias ya concedidas a terceros, algunos de los cuales está ya construyendo allí. «Hay que ver con calma las repercusiones de esto», apunta.
La mitad del parque está en manos de la Xunta, en torno a un 30 % pertenece a promotores y el resto está en manos de pequeños particulares que no vendieron en su día y que también se han visto obligados a convertirse en promotores y hasta a perder sus viviendas. Un auténtico embrollo que, por el momento, no satisface a nadie: los cooperativistas llevan demasiados años esperando, los pequeños propietarios se ven con el agua al cuello y los grandes promotores están obligados a invertir en un momento en el que la vivienda tiene una difícil colocación en el mercado.
Una vez más, como viene siendo norma en determinados grandes (y viejos) proyectos del urbanismo coruñés, serán los jueces quienes decidan sobre el futuro de una zona que iba a ser una joya y acabó laminada por la crisis.