«La celebración sobrevive porque se ha readaptado estupendamente a los gustos de cada época»

C. MORÁN A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

19 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El historiador coruñés Xosé Alfeirán opina que la celebración de San Juan, lejos de degradarse con el paso del tiempo, se ha ido readaptando sin perder su parte más vivencial.

-¿Qué tiene de especial el San Juan coruñés a nivel histórico?

-Lo que lo hace especial no es que haya perdido tradiciones, sino que se ha readaptado. Seguimos saltando las hogueras, comiendo sardinas, lavándonos la cara con las hierbas de San Juan y, mientras en muchos lugares se ha relegado a las zonas rurales, aquí sigue siendo una fiesta popular muy vivencial.

-¿Ha habido cambios?

-Han variado determinados significados en torno a la celebración. La verbena que se hacía en el siglo XIX en el Campo da Leña ha desaparecido, igual que tradiciones más antiguas vinculadas con poderes sanatorios y fertilizantes, como saltar las nueve olas. También se consideraba que el humo de las hogueras nos podía salvar de las epidemias, porque antes la sociedad no disponía de medios para curar ciertas enfermedades. Por otro lado, la falla de las Meigas se inventó para el centro urbano, que era el centro burgués de la ciudad.

-¿Hemos perdido tradiciones?

-No es que hayamos perdido tradiciones, sino que estas se han readaptado estupendamente a los gustos de cada época, y por eso han sobrevivido. Yo de pequeño no iba a la playa, carretábamos nuestra madera hasta los cruces de las calles y era tan entusiasmante como ahora. La gente lo sigue disfrutando y siguen participando hombres, mujeres, niños y mayores.

-¿Son conscientes las nuevas generaciones de lo que significa?

-Son conscientes de lo que han conocido. Cuando era niño, yo tampoco era consciente de que se sacaban los muebles a la calle para quemarlos y quitar el meigallo de la casa. Nosotros no tenemos las claves de la celebración primitiva. Seguro que en la Edad Media saltaban las hogueras de forma distinta y que no decían eso de «lumeiradas de San Xoán para que non me trabe cadela nin can».