«Pedí algo llamativo y, la verdad, es que el coche llama la atención»

Elena Silveira
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A CORUÑA

Roberto Corral Astray, propietario de un vehículo Tata revestido con un plástico de leopardo, en Santa Cristina, Oleiros
Roberto Corral Astray, propietario de un vehículo Tata revestido con un plástico de leopardo, en Santa Cristina, Oleiros Elena Silveira

Roberto Corral usa un antiguo coche de empresa con un original «animal print»

07 feb 2017 . Actualizado a las 01:10 h.

 ¡Y tanto que llama la atención! El coche leopardo de Roberto Corral Astray es la sensación de Santa Cristina. Suele estar aparcado mirando al mar, en la avenida das Américas pero, cuando se pone en marcha, deja un rastro de sonrisas entre peatones y conductores.

Su dueño explica que era un coche de empresa y que, en su día, lo llevó al taller para que lo rotulasen de una forma especial con el objetivo de publicitar su negocio. «Pedí que hicieran algo llamativo, algo raro para que la gente se le quedase mirando. La verdad es que no sabía qué iban a hacer y el resultado me gustó mucho». Y al público también ya que el coche leopardo está retratado en miles de fotos de espontáneos.

«Es un coche sencillo, de la marca Tata. El concesionario estuvo unos años en A Coruña, pero cerró. Lo compré nuevo y anduvo poco por la calle, la verdad, pero ahora lo utilizo muchísimo». Roberto explica que hace unos años se jubiló y vendió la empresa, pero no quiso deshacerse de este turismo. «Tengo otros dos: un Audi A6 y un Kia con solo 3.000 kilómetros. Pero la verdad es que este es el que más utilizo». Explica que es pequeño, versátil, gasta poco y muy cómodo para estacionar. «Es que es muy práctico. Sobre todo para aparcar. Y más aquí, en verano, porque junto a la playa nunca hay sitio». Dice que los coches grandes los utiliza para viajes largos pero para moverse por la ciudad prefiere su coche leopardo.

Roberto Corral explica que el vehículo tiene unos diez años y que va como un tiro. El único cambio que le hizo fue eliminar las letras y los teléfonos de color blanco que estaban pegados sobre la «funda» de leopardo. Recuerda que lo fue haciendo poco a poco y que le costó más de una tarde en el garaje: «No es fácil hacerlo sin romper el revestimiento de plástico. Tuve que utilizar un secador de pelo para calentar las letras y los números y, poco a poco, ir tirando para despegarlos. Necesité mucha paciencia. Lo hice por épocas», explica. Ahora tan solo quedan un par de números en un lateral, pero bien podrían pasar por el dorsal de una competición automovilística.

Roberto dice que se siente muy orgulloso de su vehículo y que no quiere deshacerse de él ni sacarle el print de leopardo. «Es que lo tengo ya casi como una reliquia. Además, retirarle la piel de leopardo supondría después tener que arreglar la chapa y volver a pintarlo. Así que no me compensa», explica. Y mientras el turismo siga funcionando como hasta ahora, tampoco lo va a retirar de la carretera. Roberto recuerda que tuvo más coches rotulados en la empresa, pero este es al que más aprecio cogió. «El trabajo se lo encargué a un profesional del sector. No sabía qué iba a hacer. Era una sorpresa. Pero la verdad es que me gustó e hizo su función con creces, que era llamar la atención de la gente», comenta este vecino de Santa Cristina.

Roberto Corral junto a su vehículo, que suele dejar aparcado en la zona de la playa de Santa Cristina