«¡Una gotita de sangre! ¡La sangre es una savia muy especial!», susurra el perverso Mefisto (Emil Jannings) al incauto doctor Fausto (Gösta Ekman) cuando lo seduce para firmar el contrato letal en la extraordinaria película Fausto, realizada en 1926 por Murnau a partir de la obra inmortal de Goethe. Desconozco con qué firmaron su pacto los responsables de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) y la Mostra de Cine Periférico S8, pero, esta vez con el bien como telón de fondo, el acuerdo no puede ser más acertado. Primero, porque los coruñeses podrán disfrutar el 26 de mayo en el Palacio de la Ópera de la proyección en pantalla grande de una de las cumbres del cine mudo, de la partitura creada para la película por Jesús Torres, Premio Nacional de Música en el 2012, y de la interpretación de la mejor orquesta de España. Es decir, un espectáculo difícilmente superable por calidad. Y en segundo lugar, porque el pacto de la música con el cine, siempre interesante, parece en esta ocasión necesario y beneficioso para las dos instituciones.
La OSG, en su pugna vital por ganar nuevos públicos, tiene en el cine un filón intergeneracional inagotable. Con inteligencia ha ido haciendo incursiones en este arte, como la sonorización, también en el Palacio de la Ópera, de De profundis, de Miguelanxo Prado, o la programación de las cantatas Iván el Terrible y Alexander Nevsky, de Prokófiev (para los filmes de Eisenstein), esta última, considerada la primera banda sonora de la historia del cine, y en mi opinión, la mejor.
El S8, una muestra nacida a mayor gloria de los pequeños formatos, como el super-8, hereda en esa concreción la especialización que ya procuró en los setenta otro proyecto coruñés, el Festival de Cine de Humor de La Coruña (1972-1983). Hoy tendría 45 años, y fue un referente en tiempos en que en la ciudad se proyectaban, por ejemplo, ciclos sobre Jacques Tati.
Ahora que el S8 llega a su octava edición, encontrará en Fausto y la OSG un trampolín excelente para lograr una dimensión mayor de la que tiene. La Mostra rendirá tributo al maestro del claroscuro, y en el auditorio deslumbrarán escenas que parecen cuadros de Rembrandt y resonarán entre acordes sombríos la palabras con las que se inicia esta obra maestra: «Mira: las puertas de las tinieblas se han abierto y los horrores de los pueblos galopan sobre la Tierra».
Este pacto de música y cine será una fiesta para la ciudad, y es además un ejemplo de cómo hacer bien las cosas en arte, pues las dos entidades se van a beneficiar del acuerdo..., ya veremos hasta qué punto, que, como dice Fausto al estampar con sangre su firma, «en recompensa, míos serán todo el poder y la gloria del mundo».