Parece que no hay nada que nos guste más que tratar de recordar dónde estábamos hace 15, 20 o 25 años. ¿Qué hacías tú cuando...? Puede que hacerse esta pregunta ante el aniversario de una película entre en el capítulo de frikis, ¿pero recuerdan en qué cine vieron por primera vez Pulp Fiction? Pensarían en eso el puñado de gente que el viernes pasado casi llenaban una sala de los cines de Marineda, donde se celebraban los 22 años de la segunda, salvaje, gloriosa y gamberra película de Tarantino. Aunque más de tres cuartas partes del público no podían recordar el estreno en la ciudad... simplemente porque no habían nacido o andaban en pañales. Se contaban con los dedos de una mano los que sí habrían visto la película en el 95, alguno tan entusiasta que hasta aplaudió cuando empezaba. ¿Dónde estarían quienes disfrutaron de aquel estreno en 35 milímetros? ¿Ya no hay mitómanos en la ciudad o simplemente con cuarenta y tantos el plan de un viernes noche no es ir al cine? ¿Hay niños que atender, obligaciones que cumplir? ¿Hemos olvidado que un día nosotros también tarareamos You never can tell mientras imaginábamos a Uma Thurman y John Travolta bailando descalzos?
Tal vez es que algunas citas se anuncian poco: esta vez ni siquiera aparecía en la cartelera del periódico, y había que buscar con algo de ganas en la categoría de eventos de la página web del cine para encontrarla. Tanto, que a primera hora de la mañana, echaba de menos contar en la ciudad con un cine como los Numax de Santiago o los Dúplex de Ferrol, por no salir de la provincia, cines que programan algo más que lo que marcan las grandes distribuidoras y que inundan las salas que haga falta.
¿Dónde estaba Pulp Fiction hace 22 años en A Coruña? La memoria del cineasta Ignacio Benedeti ayuda a situar el estreno en el cine Riazor, donde estuvo una semana en cartel. Luego pasó al Avenida, cuenta. Pero también arrasó en el Fórum Metropolitano, donde Benedeti era programador en aquella época, «y la cola llegaba hasta fuera. Se completaron todas las sesiones y se quedó gente sin entrar», recuerda. Fueron tres días, un pase el jueves y dos el sábado y el domingo. Y nunca se habían visto semejantes llenos. Si él ya era fan de Tarantino, dice ahora que aquella cinta le reafirmó «en una admiración que perdura y se incrementa».
Hace 22 años las entradas en Internet, hacer cola en unos multicines de un centro comercial, comprar un combo de palomitas capaz de alimentar a una familia, o que te ofrezcan nachos en el mostrador, era poco menos que ciencia ficción... si nos lo hubiesen contado entonces se nos quedaría la misma cara que a Vincent Vega al abrir el misterioso maletín.