Lleva toda la vida promoviendo el folclore con el festival que se clausuró ayer
14 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Lo lleva en la sangre. En caso contrario no llevaría Javier Carro más de veinte años abriendo nuestra ciudad a las diferentes culturas del mundo, organizando puntualmente, contra viento y marea, el Festival Internacional de Folclore Cidade da Coruña, que ayer clausuró su 31.ª edición con la participación de grupos venidos de Colombia, Corea del Sur y Polonia, además de la asociación anfitriona: Eidos.
-¿Cuando llegó usted a Eidos?
-Entré en Eidos con 15 años, en octubre de 1983. Más tiempo que el que lleva celebrándose el festival, que empezó en 1987. Y desde entonces aquí estoy, y hasta que el cuerpo aguante.
-¿Qué tiene el folclore para llevar más de treinta años en ello y con ganas de seguir?
-Esto te tiene que gustar. Yo oigo una gaita y me entra el baile en el cuerpo, no lo puedo evitar. Y llevarlo a un escenario es lo máximo, primero porque me gusta y lo siento, pero también por representar y dar a conocer mi cultura, mis tradiciones.
-¿Continúa habiendo cantera en Eidos?
-Antes había más compromiso en el grupo. Supeditábamos nuestra vida al baile, cosa que no pasa hoy en día. La gente sigue viniendo, pero es distinto. Yo iba todos los días a la asociación porque siempre había algo que hacer. No era ya solo bailar, era todo lo que rodeaba a la asociación. Actualmente la cosa se limita más a ensayar y actuar, sin la identificación que pude tener yo con Eidos.
-Así que aunque haya grupo de baile falta relevo generacional en la asociación.
-De alguna manera siento que, si quisiera dejarlo, no podría, porque no sé si habría alguien que ocupase mi lugar. De todos los de antes, los que sí nos implicamos, ahora apenas quedamos cuatro, entre ellas la directora del grupo.
-¿A qué se debe esa falta de implicación?
-Quizá a que ahora hay muchas más opciones de ocio y es todo más fácil. Antes o jugabas en la calle o te metías en una asociación. Poco más había. Te pongo un ejemplo: cuando yo entré en Eidos, ninguno de los del grupo habíamos viajado, así que en cierta manera ir a actuar a otras ciudades y países era una oportunidad para conocer distintos lugares. Ahora viajar es mucho más fácil.
-¿Qué países visitó con Eidos?
-Polonia, Lituania, Alemania... Nos recorrimos toda Europa. Y por supuesto España, lo que era una maravilla, porque aparte de participar en un festival internacional y ver los grupos extranjeros, hice una enorme cantidad de amigos por todos lados. Tengo casa en casi cualquier ciudad de España, por todos los amigos que hice. Eso es otra cosa que le debo al folclore.
-¿Cuanto tiempo lleva presidiendo Eidos y organizando el festival?
-Pues debo de llevar unos quince años de presidente, pero al frente de la organización del festival llevo desde el año 1994, creo.
-Y todo este tiempo sin dar muestras de cansancio.
-Bueno, cada año se me quitan las ganas, hasta que empieza el festival y me olvido de todo. Me llena muchísimo ver los espectáculos, conocer nuevos grupos, ver la reacción del público, ver que disfrutan... Pero el sufrimiento desde diciembre, que es cuando se deciden las fechas del festival, hasta agosto que se celebra, es bastante duro. No por organizarlo, por captar grupos y demás, sino por tener que pelear las subvenciones, que es un quebradero de cabeza. Pero sin ellas, esto sería imposible.
Una descentralización relativa. El festival ha recorrido a lo largo de los años diversos puntos de la ciudad, pero desde hace un tiempo no hay actuaciones en el centro y se concentran, este año, en las plazas de Pablo Iglesias e Indalecio Prieto: «Una lástima, porque antes teníamos mucha más presencia con las actuaciones en Méndez Núñez y por los distintos barrios, pero ahora se centraliza todo en dos únicos puntos», lamenta Carro.
«Tengo ya reservado desde el pasado verano un grupo panameño para el 2018»
La organización del Festival Internacional de Folclore requiere dedicación y tiempo, asegura Carro.
-No debe de ser fácil traer grupos de según qué países.
-Hemos tenido muchísimas experiencias muy complicadas. Por ejemplo, no sé qué está pasando en Rusia, que siempre salían muchísimo al extranjero y ahora les están poniendo muchas dificultades para salir. O los grupos africanos que tienen complicadísimo el tema de los visados. Tienen miedo a concederlos por si no vuelven. Incluso con un grupo confirmado nos han avisado tres días antes del festival de que nos les conceden el visado. O el año que trajimos a un grupo de Jordania que eran 29 miembros y solo se lo concedieron a 15.
-¿Qué hace en esos casos?
-Pues te pones en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores para que ellos hablen con la embajada del país... Un follón, pero como la embajada diga no, no hay nada que hacer. Es que vamos sin tiempo, porque los visados solo se pueden pedir 45 días antes de la salida del grupo y, claro, como te digan que no, no tienes tiempo para reaccionar.
-¿Cuanto tardan en organizar cada edición del festival?
-Empezamos en cuanto acaba el anterior. Ya estamos haciendo contactos con grupos. De hecho, para el año que viene ya tengo contratado a un grupo de Panamá. Es que son buenísimos y llevo años detrás de ellos. La última vez que los intenté traer fue el verano pasado y fue imposible, pero ahí ya les emplacé para el 2018, así que se hizo con una previsión de dos años. Es complejo porque vienen del otro lado del Atlántico y hay que buscarles una gira por más ciudades. Ahora toca ver cómo responden las instituciones.