Una última cerveza por «Fruti»

Brais Capelán A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

JACOBO AMENEIRO / VTELEVISIÓN

Familiares y amigos del pescador fallecido en Mera acudieron en masa a la quedada póstuma organizada a través de su esquela

17 sep 2017 . Actualizado a las 09:02 h.

José Luis Gómez Cotelo, conocido como Fruti, era un vecino de Palavea de 55 años aficionado a la pesca. El pasado sábado, día 9, salió, como tantas otras veces, a nadar. Apareció muerto flotando junto al faro de Mera. Un trágico suceso que se hubiese quedado en eso de no ser por una nota en su esquela: «Como voluntad del fallecido se realizará una quedada en la Cervecería de La Estrella, el sábado a las seis de la tarde». Y así fue.

 Diez minutos antes del encuentro, su hermano Félix no daba abasto. Eran muchos los que se acercaban a él y le abrazaban en la popular cervecería coruñesa. ¿Cómo era Fruti? «Te lo digo yo, si quieres, que lo conozco de sobra», decía uno de tantos que daba el pésame a la familia. «Lo conocía todo el mundo y era muy popular aquí -en La Estrella-. Solía bajar en bici desde Palavea a ver los partidos del Dépor», comenta Félix. «Nunca se perdía una. De hecho, él quería que el único día que no pudiese venir nos reuniésemos todos en su honor. Y aquí estamos», continúa.

«Su idea original era ser velado en Pompas, aquí al lado. Pero no pudo ser, así que pedimos publicar el mensaje de la quedada en la esquela», señala su hermana Fernanda. Fruti era el mayor de los tres. Vivía con su madre, que «es la que peor lo está pasando». De hecho, «no ha podido acudir porque dice que se iba a poner muy nerviosa». Fruti estaba soltero, pero «estaba casado con todo el barrio», afirma otro amigo.

Iban pasando los minutos y el desfile de amigos no cesaba a las puertas de la cervecería. Dentro, se mezclaban con quienes iba a ver jugar al Dépor o, simplemente, a tomar algo. De diez, pasaron a ser 20. A las seis y cuarto ya se superaba el medio centenar de personas que rendían homenaje a este vecino de Palavea.

Otra de esas personas que sentían «un cariño especial» por el fallecido era su sobrina, Nerea Fernández, una de las más afectadas por lo sucedido. «Era una persona que iba todos los días a la playa a nadar. Se podría recorrer Santa Cristina entera si quería. Quién iba a pensar que iba a morir así», lamenta Nerea, abrumada ante la respuesta de tantos seres queridos: «Tenía muchos amigos, todos lo adoraban».

Hasta el mismo gerente de la cervecería La Estrella no salía de su asombro, ya que, «cuando Fruti venía era muy tranquilo y no hablaba mucho». «No sabía que era una persona tan querida», afirma.

Fruti, que era conocido así por la profesión de su padre, «se merece esto, y más», dice su hermano. «Ahora todavía está muy reciente y no eres capaz de asimilarlo, pero se le va a echar mucho de menos». Con casi un centenar de personas ya servidas y viviendo un buen rato, Fruti fue, al fin, velado donde él más quería. No hubo lágrimas. «Ya lloramos todo lo que pudimos en el entierro. Esto es para algo alegre». Así pues, todos alzaron sus vasos de cristal llenos de rubia espumosa y dijeron: «Por Fruti».