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Luis Anguita: «Dejo las sombras de Grey en un juego de niños»

La Voz

A CORUÑA

CESAR QUIAN

«¿Tomo un café o tomo tu vida?», escrito por el fiscal, ha llegado a la tercera edición

15 oct 2017 . Actualizado a las 09:02 h.

Está feliz. El quinto de sus libros, ¿Tomo un café o tomo tu vida?, acaba de llegar a su tercera edición. «Pensé que no iba a vender ni 50». En esta obra hay mucho más sexo en comparación con las anteriores. «No es un libro erótico, pero en algunos momentos dejo las sombras de Grey en un juego de niños. Que un fiscal escriba sobre sexo no es habitual», apunta Luis Anguita Juega.

«Más de una vez me dieron buenas mesas en restaurantes pensando que era Anguita el político», asegura sonriente este fiscal, delegado en materia de siniestralidad laboral para Galicia. «Hay que velar por la salud y derechos de los trabajadores. Cuando una persona va a trabajar tiene el derecho de regresar sano y salvo a su casa. Estoy volcado en la prevención», afirma. No charlamos en su nuevo despacho del edificio de Tabacos, sino en el café Siboney de la calle Ferrol. En los televisores del local aparece la imagen de Puigdemont en el Parlament. «Qué triste es que los políticos no piensen en el bien social. No me gusta ese estilo de política que acaba en populismo», reflexiona.

En la playa de Mera

En este arenal conoció a su mujer. «Me pidieron que hiciese una foto y hasta hoy. Llevo 29 años casado con Menchu», recuerda Luis, que es padre de dos hijas: Mentxu, de 27 y residente en París, y Cristina, de 26 y que, al igual que hizo el progenitor hace años, prepara las oposiciones de fiscal. «No se pueden tener hijas mejores», afirma.

Tiene 56 años. El domingo pasado corrió el Coruña10. «Hice 56 minutos y 51 segundos, que para una persona de mi edad no está nada mal. Cuando tenía 20 años disputé dos maratones. También jugué mucho al tenis. He sido un peleón de las bolas. Gané partidos por aburrimiento del rival», recuerda.

Hablamos de su vida, sus libros y su trabajo. «Es increíble, pero la gente no sabe lo que es un fiscal. Unos piensan que somos el malo de la película, al estilo americano, por influencia del cine. Otros te confunden con un inspector de Hacienda. Para nosotros lo primero son la víctima y las personas desvalidas, que necesitan protección. Nuestra función es promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad y de los derechos de los ciudadanos», aclara. «La culpa también es nuestra. La justicia a veces vive aislada de la sociedad. No sabemos comunicar», añade.

El mes que viene presentará su libro en Torredonjimeno, la localidad jienense de donde procede su familia Anguita. «No fui nunca, y se da la casualidad de que el alcalde se apellida igual, aunque no es pariente. Por parte de los Juega somos ciento y pico. Mi abuelo, Ramón Juega, era el médico de Mera y mucha gente me cuenta cosas de él», relata.

La felicidad

Dice que escribe «porque me gusta. Hay vida detrás del Derecho. Procuro ser inmune a las críticas. Me gusta escribir sobre personas normales. La gente tiene derecho a ser feliz porque esta vida es muy puñetera. Mis libros no son para juristas, son para personas que buscan la felicidad. Nada es fácil, pero hay que dejar un mensaje de esperanza», confiesa este fiscal que ya prepara su sexta obra. Cree que peca de individualista y que su principal virtud es la constancia. No deja que lo manejen y, aunque le gusta escuchar, «es difícil hacerme cambiar de opinión si estoy convencido de algo». Prefiere el mar a la montaña, no soporta la telebasura y confiesa que borda la sopa de marisco y el cochifrito de cordero. «Si tienes un sueño vete a por él. Mi sueño es encontrarme a gusto conmigo mismo y no hacerle daño a la gente», sentencia.