Las calles que alumbraron la ciudad están cada vez más frías. Los vecinos se van muriendo o marchando en busca de zonas con más servicios. Pero una resistencia cree en el porvenir de la Ciudad Vieja.
01 abr 2018 . Actualizado a las 16:41 h.La lluvia dificulta aún más el tránsito por unas calles con las baldosas levantadas. Los turistas intentan resguardarse en un museo. Todos están cerrados y es Semana Santa. Mientras, una mujer se pregunta cuándo abrirá la Colegiata. La Ciudad Vieja está llena de retos. Reunimos a un grupo de vecinos que no tira la toalla y defiende su futuro como eje residencial y motriz turística.
J. Borrego (Pte. Sporting Ciudad) «Es el único barrio sin dotación deportiva pública»
Es un «vecino de toda la vida», aunque ya no vive aquí. Le enamora la «idiosincrasia y el espectáculo único de las calles» de una zona que define como «muy humana. Por eso crié aquí a mis hijos», dice Juan Borrego. El presidente del Sporting Ciudad, sin embargo, lamenta que sea «el único barrio sin una dotación deportiva pública» en toda la urbe. «La Solana o la Hípica pueden ser una oportunidad, con algún convenio, para los vecinos».
Mariví Fornos (vecina) «Le doy un diez, a pesar de que me caí y rompí un pie»
Mariví lleva unos quince años viviendo en el casco antiguo. «El piso lo compró mi hijo, me parece que barato no fue, y siempre hay que reformar». Cuando dejó su vivienda de toda la vida en la Marina no concebía mudarse a otra parte. «Esta es mi casa. Para mí es un diez.Aquí vas por la calle y todos te saludan, me gusta este ambiente. Y no ves cosas raras», apostilla. El pavimento es su gran problema: «Me caí y me rompí un pie».
Diana Cabanas (Asoc. Fiestas) «Parece que estamos aislados, pero es única»
Para Diana Cabanas, vicepresidenta de la asociación Fiestas del Rosario Patrona de A Coruña, hay dos tipos de vecinos: «Los de toda la vida y los nuevos». Los primeros, indica, «somos los que más reclamamos. En temas básicos como contar con suministro de gas estamos como aislados». Y pasear con el carrito del bebé por calles como la Cortaduría es toda una hazaña. Aún así, para ella, la zona es «única. Representa a A Coruña».
María V. Sande (Actividad Social) «Fue casi imposible dar unas clases de informática»
María V. Sande dirige la asociacion Mujeres por la Igualdad con base en la Ciudad Vieja desde hace 20 años. «A veces tenemos que organizar jornadas en otros sitios por lo incómodo que es venir aquí, parecemos ambulantes. Casi no pudimos realizar unos cursos de informática por falta de conexión». Está yendo a rehabilitación por una caída en la calle Damas. «Esto pasa con todos los gobiernos y cada vez veo esto más muerto».
Gerardo Tellado (empresario) «El gas, un servicio tan esencial, todavía es un problema»
Hace 20 años que abrió su inmobiliaria, Versalles, en el casco histórico de la ciudad. Como agente inmobiliario, Gerardo Tellado está al tanto de las modas en los alquileres que genera el barrio. «Sí hay más interés por los pisos que hace cinco años. En los bajos comerciales no estamos en nuestro mejor momento». Aunque parezcan retos del pasado en una urbe, «el gas, un servicio tan esencial, todavía es un problema aquí», desliza.
Joaquín Vilas (Vecino) «No quiero la peatonalización, será peor»
Joaquín Vilas vive desde que nació y tiene un negocio en el casco antiguo. La situación del pavimento es el problema más flagrante para él, junto al transporte público. «Necesitamos más conexiones y que los autobuses den la vuelta en Puerta Real, el comienzo del transporte urbano en A Coruña», opina. Es contrario a la peatonalización, «un inconveniente para los que trabajamos aquí, los suministros, los mensajeros o los transportistas».
J. L. López Silvela (comerciante) «La zona es muy bonita, sí, pero no tenemos ni fibra»
José Luis López Silvela es el vicepresidente de la Asociación de Comerciantes de la Ciudad Vieja aunque, desde hace un tiempo, ya no tiene comercio. Tuvo que echar la verja de forma definitiva en su local de souvenirs en María Pita. «Hubo un fin de contrato de alquiler y aumentó la renta», explica. A pesar del cierre continuo de bajos comerciales, los propietarios tampoco lo ponen fácil. «Piensan que tienen un tesoro», dice, aunque esté deshabitado.
La obra de la Marina, continúa, «nos dejó incomunicados». La Ciudad Vieja «es bonita, sí, pero no tenemos ni fibra ni gas. Carecemos de servicios básicos». La sensación general es de impotencia. «Los cascos antiguos de todas las ciudades son motores, el único que queda en España que no genera un turismo activo es este. Y por aquí pasaron gobiernos de todos los colores».
Pedro Roque (Asoc. Vecinos) «Aquí sufrimos unha degradación programada»
Él quiso volver a sus orígenes, a la calle de su infancia, en la que vivía su abuela, la calle Troncoso. Su compromiso fue a más cuando decidió asumir también el relevo en la asociación de vecinos. Un colectivo donde el trabajo no falta. «A diagnose é fácil, hai unha degradación programada fronte á modernización da Marina. Para alí foron 60 millóns de euros de inversión, para Palexco uns 40. Isto quedou fóra de todo. É unha cuestión de vontade política, exclusivamente», afirma categórico Pedro Roque.
Busca en la web desde su móvil un estudio publicado en el 2006 en el Idega bajo el título La destrucción del paisaje urbano en el casco histórico de A Coruña, de Román Sanz Freire. «Estase a cumprir o seu prognóstico». Despoblación y envejecimiento por falta de dotación de servicios y rehabilitación.
La consecuencia es una amplia bolsa de viviendas vacías. «Unha rehabilitiación integral pode ser moi cara para o dono dun edificio enteiro de tres ou catro plantas. Moitos optan por desfacerse desas propiedades. Ademais, os problemas máis grandes de herencias en canto á xestión inmobiliara están na Cidade Vella». Roque también apunta a errores urbanísticos, «como separar o casco antigo do mar».
Mercedes Ramos (vecina) «Quédasteás oito sen pan e tes que facer unha excursión»
Vive en un limbo. En «terra de ninguén». En la Maestranza. Solo la separa un muro de la Ciudad Vieja pero Mercedes Ramos se siente de aquí. «Levo aquí vinte anos porque é onde me gusta vivir. É coma un pobo dentro da Coruña». Hay estereotipos que no le gustan, «non é unha zona residencial exclusiva de militares. Os pisos que deixaron baleiros fómolos mercando outra xente». Residir en este «límite» implica que están al margen de ayudas como las concedidas para instalar un ascensor.
A solo unas escaleras de lo que llama «la ciudad», a veces asegura que viven en el pretérito. «Teño fibra pero non podo cambiar de compañía porque só a hai dispoñible cunha compañía. Se ás oito me quedo sen pan, teño que facer unha excursión ata Orillamar ou San Agustín». La reciente llegada de gente joven que se anima a alquilar, reconoce, es positiva. Pero no llega. «A xente vén durmir. Se non lles das nada máis, fan a vida fóra. Miña filla vai estudar ao centro cívico da Cidade Vella. Están ela e dous máis. Teño unha amiga que ten un bar, que tira por isto, pero un só non fai nada». Y concluye: «Isto é bonito, pero non ten que ser só bonito. Ten que ser funcional, porque se non acabará sendo un museo, e un museo deteriorado».
Adolfo López (Pte. Comerciantes) «Hay que ser un héroe para hacer actividad comercial»
Pocas preguntas tienen una respuesta tan clara. «El comercio es imposible, no hay nada que hacer desde que se cambió el tráfico en los Jardines. Hay que ser un héroe para hacer actividad comercial aquí», sentencia Adolfo López, el presidente de los comerciantes. Él apuesta por crear un «Consorcio de Rehabilitación» y terminar con estereotipos: «No solo hay gente mayor, vienen muchos jóvenes a alquilar aquí».
Felipe Senén (museólogo) «O que está a morrer é a orixe mesma da cidade»
Felipe Senén fue el responsable del Museo Arqueolóxico 22 años y dirige una asociación consagrada a la cultura, Amigos dos Museos de Galicia. Está a unos pasos de la Colegiata. «O que está a morrer é a orixe mesma da cidade. O casco antigo é un recurso cultural e turístico mal xestionado. En temporada alta, como é Semana Santa, as igrexas e os museos están pechados e a chuvia caendo!», exclama enfadado. Senén, que presume de la «bonhomía» de los vecinos, lamenta el abandono del barrio: «Aquí morreu xente de pena, na soidade».
La situación de las murallas, de la puerta de San Miguel o de las piedras de Santa María, «sen tratar dende os 70», lo indignan. «Fan falla ordenanzas de rehabilitación, pero tamén de revitalización. O Concello é o pianista que debe saber tocar este piano. Se non sabes, copia! Mira a Roma, ou a Pontevedra».