El personal de limpieza de A Coruña dice que recibió órdenes «claras e inequívocas» de eliminar la alfombra del Rosario
A CORUÑA
El alcalde se disculpa por un «erro» que los operarios atribuyen a Medio Ambiente y la empresa
09 oct 2018 . Actualizado a las 11:25 h.El comité de empresa y el sindicato mayoritario de los trabajadores de la limpieza, el STL, afirmaron ayer que los operarios que eliminaron la alfombra floral del Rosario tenían «órdenes claras e inequívocas» de sus superiores. El STL incluso hizo pública una captura de pantalla de la PDA del capataz, en la que se puede leer «retirada alfombra floral», sin limitar esa labor a la limpieza de los restos de la confección de la misma, como había solicitado la Asociación Cultural Faro de Monte Alto, que confecciona la ofrenda a la patrona de la ciudad, la Virgen del Rosario.
Desde el comité de empresa se responsabilizó de lo ocurrido a «un error» de coordinación entre el departamento municipal de Medio Ambiente y los responsables de la concesionaria de la limpieza, la firma Cespa, del grupo Ferrovial. El STL exigió que se depuren responsabilidades, pero tanto el sindicato como el comité insistieron en que no se puede culpar a los operarios, que incluso solicitaron confirmación de la orden de retirar la alfombra al advertir que la procesión aún iba celebrarse horas después.
El barrido de la alfombra floral a las cinco de la madrugada, solo dos horas después de que los voluntarios la terminasen, provocó gran indignación, que se manifestó el mismo domingo en las redes sociales y ayer con una numerosa concentración ante María Pita.
Tanto el alcalde, Xulio Ferreiro, como la concejala de Medio Ambiente, María García, manifestaron su pesar por lo ocurrido. Los dos pidieron disculpas en retiradas ocasiones y atribuyeron el incidente a un «erro» en la cadena de órdenes de la concesionaria. La propia empresa envió un comunicado el domingo en el que confirmaba que no había recibido indicaciones del Ayuntamiento para eliminar la ofrenda. Ferreiro insistió en esa línea: «Non houbo instrución de limpar» la alfombra, dijo. Incluso no descartó sancionar a la empresa. Los dos responsables municipales también subrayaron su intención de «compensar» a los organizadores, pero no precisaron cómo. Ambos subrayaron además la total involuntariedad de la retirada, e insistieron en el «respeto» del gobierno municipal por la «liberdade relixiosa».
Sus palabras no lograron aplacar la indignación ciudadana, plasmada en la tensa concentración de ayer. El alcalde atribuyó el enfado a quienes intentan ««incrementar a crispación» con motivo de la campaña electoral. El regidor, interpelado a gritos por los vecinos que acudieron al pleno, les dijo que «non é bo escoitar certas voces que malmeten». Sus palabras provocaron una airada respuesta de la oposición, y la portavoz del PP, Rosa Gallego, exigió saber a quién se refería. Ferreiro no precisó más, y poco después insistió en acusar a los demás grupos de la indignación: «Xa poden estar contentos do clima que están creando».
Por su parte las críticas desde la oposición al gobierno local fueron unánimes. Los populares Rosa Gallego, Martín Fernández y Miguel Lorenzo reprocharon al alcalde que los vecinos «ya no le creen» cuando afirma que lo ocurrido se debe a un error, porque «ya van muchos errores».
El socialista José Manuel Dapena mostró el apoyo de su grupo a la entidad que confecciona la alfombra y calificó de «incomprensible» que su trabajo fuese «destruido» por los servicios municipales. Dapena afeó al gobierno su falta de «supervisión» para evitar que se produzcan errores como el del domingo. Desde su grupo, la edila Silvia Longueira exigió «respeto» a la figura del alcalde, un gesto aplaudido por la Marea y que Ferreiro entendió como un signo de «esperanza» de que el PSOE no se sitúe en la estela muy crítica del PP.
El gobierno local sacó la alfombra de María Pita y le retiró la Banda de Música Municipal
La relación entre el gobierno local y los organizadores de la festividad del Rosario es complicada desde que arrancó el mandato. El gobierno local trasladó la ofrenda floral de la plaza de María Pita a la de Santo Domingo, donde tiene mucha menos visibilidad, y retiró a la Banda de Música Municipal de las celebraciones. Ambas decisiones provocaron un fuerte malestar entre los organizadores, como ayer recordó la portavoz del PP, Rosa Gallego, que señaló que a raíz de esos hechos muchos participantes «no creen» que lo ocurrido con la alfombra sea un error.
Tanto el alcalde como la concejala de Medio Ambiente recordaron que, a pesar de su defensa de la laicidad de las instituciones que les ha llevado a minimizar su presencia en los actos religiosos, el Ayuntamiento sigue subvencionando las celebraciones del Rosario y la confección de la alfombra, por lo que no tendría sentido que la retirada prematura de la ofrenda se hubiese producido de manera intencionada.
Pero el malestar de un amplio colectivo por lo sucedido existe desde hace tiempo y es profundo, como indica la numerosa participación en la protesta de ayer frente al Ayuntamiento, y también está ahí la desconfianza, como se deduce de los gritos de «mentirosos, mentirosos» que los concentrados profirieron contra los ediles del gobierno local.
Una marea blanca sacude María Pita
Cientos de personas piden explicaciones por la limpieza que se llevó por delante un emblema de las fiestas de la ciudad
m. méndez
Armados con claveles blancos, -los mismos que retiraron los efectivos de limpieza de la alfombra floral en honor a la Virgen del Rosario en la madrugada del domingo-, cientos de vecinos se concentraron ayer en la entrada del consistorio coreando consignas como la de «dimisión» o «Xulio, cobarde». El alcalde, que llegó antes que los manifestantes, no se personó para atender las reclamaciones, pero sí la concejal de Medio Ambiente y Limpeza, María García Gómez. La edil, con otros miembros del ejecutivo local, quiso explicarse ante el presidente del colectivo Faro de Monte Alto, responsable de la ornamentación floral. «Es un sabotaje, un atentado lo que hicieron con el tapiz», se despachó ante la prensa Antonio Gómez Bellón después de departir con la edila.
El portavoz de la asociación, que reconoció que canceló él, «por falta de tiempo», la reunión prevista para ayer con la edila de la Marea, descartó la posibilidad de un malentendido con Cespa, la concesionaria encargada de la limpieza, «creo que fue intencionado». Con él llevaba la denuncia presentada contra Xulio Ferreiro. «Era un día muy importante», destacó dando gracias a los presentes, «no me lo esperaba». Además del disgusto, «cuando vi aquello, me quedé sin habla», Bellón hizo hincapié en los 10.000 claveles que se echaron a perder y en las horas de trabajo invertidas en un tapiz que nunca vio la luz. «Empezamos a las 17.00 horas y terminamos a las 3.00», subrayó María Calvo, una de las voluntarias.
No faltaron a la convocatoria las religiosas de María Inmaculada. «Solo pedimos que se respeten nuestras creencias», dijo Elvira, una de ellas. Tampoco las populares Rosa Gallego y Beatriz Mato, candidata del PP a la alcaldía. Ambas se sacaron fotos con los manifestantes delante de los claveles incrustados en la fachada del palacio municipal. A la pregunta de si se está politizando la polémica, Gómez Bellón respondió: «No somos de ningún partido, estamos aquí por una tradición que se boicoteó». Asunción Ferreiro, una de las creadoras del adorno, insistió: «No quiero que se instrumentalice políticamente, sí coruñesmente. Es algo de todos». Otro manifestante asintió: «No se atacó a los católicos, sino a los coruñeses».
Sobre qué objetivo tendría el incidente de no ser un error, María Calvo, de Faro de Monte Alto, espetó: «Mala fe». La alfombra sirvió a otros como excusa. «Protesto por todo», soltó una de las portadoras de claveles. Fuera de la plaza, en Riego de Agua, las conversaciones bajaban de tono. «Es evidente que fue un error», decían unos. El acto, o procesión protesta, echó el telón a las 20.00 horas, cuando los operarios de Cespa recogieron los claveles, esta vez, de María Pita.
La protesta llegó al pleno, donde los manifestantes lanzaron claveles y fueron desalojados
El objetivo era parar el pleno y los claveles blancos lograron, al menos, eclipsarlo. «¡Se los lanzamos!», decía todavía acalorada y con enfado una de las manifestantes. «Nos han echado fuera», protestaba otra. La sesión municipal tuvo que interrumpirse ante la bronca generada por la indignación tras la eliminación de la alfombra dedicada a la Virgen del Rosario. «No me valen las explicaciones. Los trabajadores de Cespa obedecen órdenes de su jefe. Y el jefe último es el alcalde», contó Marián Freire, clavel en mano, delante de María Pita.
El suceso ha servido para reavivar viejas heridas. «Somos la única ciudad, pueblo o aldea de España sin patrona. Nos han quitado el festivo y ahora esto», explicó ante los medios el portavoz del colectivo vecinal y cultural Faro de Monte Alto. Desde el 2014, con el popular Carlos Negreira al frente del Ayuntamiento, San Juan y el martes de carnaval le robaron protagonismo a la tradición del Rosario. La celebración se quedó sin su día inhábil. Los concellos solo pueden solicitar dos al año cuando se elabora el calendario laboral. La costumbre de la alfombra ultrajada se remonta al 2001. «Tienen que compensar de alguna forma lo invertido en las flores», afirmó seguro Antonio Gómez Bellón. Por ahora no han concretado un presupuesto de gastos. Sobre la justificación de Cespa, «no decimos nada -destaca Gómez Bellón- hasta que la tengamos por escrito».
«Esto fue la gota que colmó el vaso», asentían varios de los congregados que esperaban ver al alcalde. «Lo hacemos con tanto cariño, no sé si fue a propósito o no, pero nos hemos quedado sin el día», lamentaba una vecina. «Al menos, a ver si así conseguimos que el Rosario vuelva a ser festivo», deslizó, en un alegato final Gómez Bellón.