«Mortal engines»: esto ya lo vimos, Peter Jackson

miguel anxo fernández

A CORUÑA

La apuesta de Universal para el mainstream navideño puede presumir de efectos visuales pero su trama y personajes nos suenan demasiado

16 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Esto ya lo vimos antes, bajo la alargada sombra de Star Wars y unas pizcas de producciones recientes a partir de sagas literarias distópicas, aquí otra vez con la diana puesta sobre la grey adolescente para el tiempo vacacional que se inicia en breve. Es el turno de la serie escrita por Philip Reeve, que este crítico ni conoce ni ganas tiene, nacida con este título y prolongada en tres entregas posteriores. Los compró Peter Jackson, coproductor del filme bajo el paraguas de su Weta Studios en su terruño, Nueva Zelanda, y encargando la ejecución a su fiel ayudante y experto en efectos visuales, Christian Rivers, que debuta con Mortal Engines, la apuesta de Universal para el mainstream navideño. Obvio que los efectos visuales son de quitarse el sombrero y todo el trabajo de arte -diseños, fondos…- es de notable alto, al que un buen trabajo de sonido hace que la experiencia sea ensordecedora.

Pone la guinda un esperado ritmo vertiginoso y paremos de contar porque en cuanto a la trama y los personajes, regresamos al principio: esto nos suena…

El planeta es un cisco. Tiempo atrás hubo una guerra «de 60 minutos» que redujo la corteza terrestre a un gran erial, o casi. Hay ciudades que se desplazan sobre gigantescos rodamientos que se nutren de las capturas que realizan de otras más pequeñas a las que engullen, literalmente. Algo más allá, resiste bajo un sólido muro una civilización (casi) no contaminada, y hacia allí se dirige Londres al frente de uno de esos villanos trazados con tiralíneas y un patrón más previsible que la nieve en el Himalaya. Y ya está. Tenemos a una chica con un secreto y a un grupo de valientes dispuestos a cargarse al malo. Que nadie busque sorpresas, que ni hay ni se las espera. No se descarte que el balance final aporte beneficios -costó un centenar de millones, tampoco es mucho para lo que se estila-, pero Jackson haría mejor en trabajarse mejor sus proyectos -y los guiones- más allá de insistir en su pasión por el fantástico y en demostrar al mundo que compite de tú a tú con la ILM de George Lucas.